Cine en serie: "Glee" y su réquiem
Querido Teo:
Comentábamos hace pocos meses que comenzaba la ya anunciada muerte de la serie "Glee". Quizás muerte es una palabra poco adecuada (sobre todo teniendo en cuenta la historia que envuelve a uno de sus protagonistas, Cory Monteith, y de la que ya hablamos en 2013) por lo que llamaremos "final" a lo que siempre fue una "cancelación programada". Y es que "Glee" parecía no tener ganas de acabarse hasta que los números y las tragedias llamaron a su puerta.
Es cierto que las series de instituto, como bien comentamos, tienen el handicap de una vida corta, la de sus protagonistas en el centro, y que normalmente no aguantan la partida de estos, y así pasó en el caso de "Glee". La dinámica de retornar a los hijos pródigos a Lima (ciudad donde se situa el McKinley High) parecía ser la única manera de mantener un share que iba cada vez más abajo y que ni este "autotune" permitía salvar.
Pero de todo esto ya hemos hablado antes, centrémonos en la sexta temporada.
Cierto es que empezaba muy fuerte, con un temazo de Alanis en la voz de la única verdadera estrella del show Lea Michele (a parte del Emmy que ganó Gwyneth Paltrow como estrella invitada) pero el tedio que acompañó los siguientes episodios y los bandazos que tomó la serie a partir de ese momento fueron demenciales.
A partir de aquí, SPOILER ALERT para todos los que esperabais a que esto se acabara para hacer un GLEE-rathon rodeados de purpurina y palomitas (dulces).
Puede que sólo me pase a mí pero la impresión que me da esta última temporada es que el número y calidad de los temas han bajado notablemente. No sé si tenían un estudio de grabación de renta antigua y les han subido mucho los precios pero la verdad es que cada vez era menos una serie musical para convertirse en un monólogo de su personaje Sue Sylvester (Jane Lynch) y toda una serie de recursos a lo "deus ex machina" que, sin ningún sentido, te emplazaban a un siguiente episodio aún más delirante (en el mal sentido) que el anterior. Tal es el caso que es complicado establecer una línea narrativa aún habiendo acortado notablemente el número de episodios de la serie (13 para este último año).
Si bien creíamos que Rachel iba a ser el centro, con su historia de fracaso en Broadway/Hollywood y su retorno finalmente a NYADA (la escuela ficticia estilo "Fama" que seguro ha engordado las peticiones en todas las escuelas de artes escénicas a los largo de los 50 estados), a mitad de temporada giró hacia la relación Kurt/Blaine que rayaba la indecencia y la homofobia a partes iguales por su uso estereotipado y de chascarrillo de las relaciones homosexuales en América, intentando siempre ganar un público que creo debe haberse sentido más ofendido que halagado.
Los continuos homenajes al desaparecido quaterback eran necesarios y fueron correctos, con mención especial al último episodio de la temporada y los planos lacrimógenos pasando por cada uno de los personajes de la serie (sobre todo de las primeras temporadas). Quizás esperábamos algo más original, alguna escena eliminada rescatada para la ocasión, algún diálogo con el más allá... pero tampoco podemos echarles nada en cara sobre este tema.
Obligado era también el paso de cada uno de los actores que han aparecido con más o menos importancia por la serie, rescatando por ejemplo a la Sra. Pillsbury, uno de los más grandes aciertos de los primeros años, muy de pasada, eso si. También alguna ausencia notable (al menos yo no la ví) como por ejemplo la futura Supergirl y actriz de reparto en "Whiplash" Melissa Benoist (quizá una de las que mejor ha rentabilizado y se ha sabido distanciar de la imagen "Glee" respecto al resto de actores) y, en general, poco margen para algunos de los actores de las primeras temporadas que formaban el compacto grupo que llevó a "Glee" a ser una de las series del momento.
Lo mejor de la temporada, por resumir un poco, estaría en la siempre eficiente pareja Will/Sue e incluso sus duelos vocales, ciertos temas que son éxito asegurado (Take on me, cualquiera de Roxette, etc...), al principio la gracia del depósito-altar de Sue en un trastero de alquiler y el hecho de poder dar final a una serie que iba de más a mucho menos.
Lo peor, un final Disney donde todos los personajes acaban siendo grandes artistas/personas/samaritanos y donde se rompen todos los estereotipos racistas y homofobos del otro lado del charco de una manera tan increíble como poco provechosa para las mentes más influenciables. También una selección de temas demasiado moderno y de radio fórmula, una competición muy poco creíble y un salto por encima de las "nacionales" totalmente gratuito y que en sí era parte de la esencia de la serie y que se ha disimulado en un corte de publicidad entre los dos episodios finales.
Mención especial quería tener para Becky Jackson, el personaje protagonizado por Lauren Potter, actriz con síndrome de Down y que ha mantenido un nivel altísimo durante toda la serie (gracias también a unos guionistas muy acertados, todo hay que decirlo). De lo mejor de las últimas temporadas, combinó perfectamente el drama con el humor absurdo y sus actuaciones viscerales con su "vocecita interior" que habla en inglés (de Inglaterra) nos hizo más llevadera la espera.
En definitiva, hubiese bastado un especial "Glee" de un par de horas y quizá hablaríamos de un digno final a una serie con dos (o incluso tres) muy importantes temporadas, las primeras, que tuvieron el reconocimiento de publico y crítica.
Y ahora, el ataque de los clones como suele pasar. No será raro ver en breve una supuesta sucesora o un producto que intente recuperar lo mejor de "Glee" pero, viendo el agotamiento de la serie en estos últimos años, dejemos que la televisión se reinvente y los creativos encuentren nuevas formas de entretenimiento sin tener que recurrir a copiar/pegar.
Como buen resumen, te dejo los incombustibles ABBA versión "Glee", "Dreamgirls", Barbra Streissand y uno de los momentos que hicieron grande a esta serie. Podría poner muchos más vídeos pero te emplazo al menos a revisitar las primeras tres temporadas.
David Volcano