Cine en serie: El episodio musical de “Anatomía de Grey”, Sara Ramírez a por el Emmy

Querido primo Teo:

Por si no te has parado a echar cuentas te diré que llevamos ya seis años recorriendo los pasillos del Seattle Grace y colándonos en las vidas de su personal. Las siete temporadas emitidas, y una octava confirmada, hacen de “Anatomía de Grey” una de las series más veteranas de la parrilla actual. Poco queda su planteamiento inicial, de aquellos casos médicos sorprendentes que transcurrían de forma paralela a las relaciones personales, llevadas al límite y sin embargo creíbles. Hasta la quinta temporada la serie gozó de una salud envidiable. Soportó el peso de la ausencia de personajes de la envergadura de Preston Burke, Izzie o Denny Duquet y regaló grandes momentos como el final del episodio "Stairway to heaven" o la delicadeza y los contratiempos surgidos de la relación que iniciaban Owen Hunt y Cristina Yang. Cuidado. ¡SPOILERS!.

¿Qué pasó?. Pasó que Izzie perdió la cabeza y el Seattle Grace se llenó de fantasmas. Que los acontecimientos se volvieron demasiado oscuros incluso para los amantes del drama y que mientras ese barco navegaba a la deriva el timón fue tomado por líos de cama. Muchos y rocambolescos. Tantos que ni si siquiera Miranda Bailey o Thatcher Grey (el padre de Meredith) han permanecido ajenos a ellos. Estos giros de color negro-negrísimo nos han llevado al borde de la crisis nerviosa al ver cómo toda la plantilla de médicos y residentes se veía afectada por ellos. Han peligrado la carrera y la salud mental de Cristina Yang. Owen Hunt ha pisado el infierno de puntillas y sobre Meredith acecha la herencia de su madre en forma de enfermedad. Tal es el cariz que han tomado los acontecimientos que los guionistas bromean con ello renombrando al hospital como "Seattle Grace Mercy Death" (palabras de Karev). ¿Y por qué un episodio musical en medio de tanto drama?. Puede que la decepción de los seguidores más fieles haya influido a la hora de refrescar la propuesta pero lo cierto es que ya en los comienzos de la serie Shonda Rhimes manifestó su intención de incluir un musical. Aunque fue mucho antes de que "Glee" arrasara y de que "Fringe" o "Cómo conocí a vuestra madre" se sumaran a la corriente, la idea no ha cristalizado hasta esta séptima temporada.

El viaje nos muestra el Seattle Grace desde el subconsciente de una Callie que lucha entre la vida y la muerte. No resulta nuevo este escenario divino: a Meredith ya la vimos en el limbo con Denny Duquet, Izzie habló con su fantasma en varias ocasiones y de George O´Malley nos despedimos cuando subió a un ascensor con destino al cielo.

Pongámonos en antecedentes para entender cómo se desarrollan los hechos: Callie, interpretada por Sara Ramírez, es uno de los personajes con mayor presencia en las últimas temporadas. Ha retomado su relación con Arizona tras una ruptura que parecía decisiva. La reconciliación va acompañada de un bebé que está en camino y es fruto de sus devaneos con el doctor Mark Sloan y, por inverosímil que resulte, los protagonistas de este triángulo han limado asperezas y han acordado hacerse cargo de él de forma conjunta. Acostumbrados a que la paz es un estado accidental en este rincón de Seattle no era difícil prever que la desgracia se colaría pronto en sus vidas. Lo hace en forma de violento accidente de tráfico; sin escatimar en crudeza el episodio comienza con imágenes de Arizona tratando de auxiliar a una malherida Callie. Trasladada al hospital la contemplamos desdoblada en su faceta terrenal (herida sobre la camilla) y otra angelical que antepone sus visiones musicales a la realidad.

El peso musical recae sobre una sobresaliente Sara Ramírez y un torpe Kevin McKidd que no sale bien parado de la experiencia. Little Grey y el doctor Sloan destacan en medio de un reparto que deja de lado la interpretación y ralentiza la trama para cantar sin demasiada convicción.

Los mejores momentos

El nostálgico

Si hay dos canciones ligadas a “Anatomía de Grey” esas son How to safe a life (The Fray) y Chasing cars (Snow Patrol). Resulta un tanto inquietante que canten mientras remueven entrañas en el quirófano y que sus caras permanezcan ocultas tras las mascarillas, pero incluso así consiguen hacer diana en los recuerdos de los espectadores más veteranos.

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El sexy

Callie y Arizona hablan de las parejas del Seattle Grace y la conversación da pie a un número musical que rebaja la tensión: Running on sunshine (Jesus Jackson). Durante tres minutos somos testigos de la faceta más desenfadada de la doctora Miranda Bailey y su pretendiente, la simpatía de Alex Karev y una increíblemente sexy Rachael Taylor, la timidez de una Teddy desbordada por las atenciones que despierta y la complicidad de los veteranos Derek y Meredith. Mención aparte para Kevin McKidd. Si se trataba de subir la temperatura, su número en la cocina revienta el termómetro.

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La cima

Katherine Heigl ganó el Emmy en 2007 por su interpretación de Izzie Stevens. También T.R. Knight (O´Malley) obtuvo el reconocimiento ese año al encontrarse entre los nominados. Chandra Wilson (Miranda Bailey) ha sido nominada en cuatro ocasiones (2006 a 2009) y Sandra Oh (Cristina Yang) en cinco (de 2005 a 2009). Este año es el turno de Sara Ramírez. La flamante ganadora de un Tony (2005) borra del mapa al resto del reparto en los minutos finales. Con su sonrisa del millón de dólares y una sorprendente interpretación consigue elevar el tono de un episodio que resulta prescindible hasta que escuchamos The story. Explosiona a los cuarenta segundos y vuelve a hacerlo a los dos minutos. El huracán Ramírez pone la piel de gallina con una voz desgarrada que emociona y la confirma como candidata aventajada para encontrarse entre los nominados de la próxima edición de los Emmy.

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Espero que te haya sentado bien este soplo de aire fresco.

Tu prima.
Auster