Cine en serie: “Brexit”, el arquitecto de la nueva política británica
Querido Teo:
Dominic Cummings se ha convertido en una de las figuras clave y en la sombra de la política británica, tan tumultuosa y polémica en los últimos tiempos impulsando el auge del conservador Boris Johnson, primer ministro desde Julio de 2019 después de ser alcalde de Londres de 2008 a 2016, y la irrupción del Brexit, ese tsunami del que muchos británicos todavía se frotan los ojos de cómo pudo suceder. Ahora Cummings, asesor en la sombra de Johnson, está en el ojo de la polémica en su país por haberse saltado el confinamiento tras tener síntomas, tanto él como su mujer, del coronavirus (COVID-19) lo que no hace más que subrayar una excéntrica personalidad de esas que piensan que las leyes sólo son para los demás y de la que da buena cuenta el telefilm "Brexit" dirigido por Toby Haynes y escrito por James Graham y que consiguió una nominación al Emmy 2019 como mejor telefilm. Un título de Channel 4 que se puede encontrar dentro del catálogo de HBO.
Benedict Cumberbatch prosigue con su nómina de obsesivos y asociales personajes tras los de “Sherlock”, “El quinto poder”, “The imitation game” o “La guerra de las corrientes” dando vida a Cummings, toda una bomba para el “establishment” político que entre 2015 y 2016 fue director de campaña de Vote Leave, una organización favorable a la salida del Reino Unido de la Unión Europea que participó activamente en la campaña del referéndum del 2016 sobre este tema. Fue el hombre detrás de eslóganes como “Take back control” (Recuperemos el control) o de la promesa de recuperar 350 millones de libras semanales para el Servicio Nacional de Salud en caso de salida de la Unión Europea. Su empeño y manejo de los resortes de la opinión pública está detrás de esa votación que marcó un antes y un después para el Reino Unido del siglo XXI que decidía en pro de su autonomía siempre furibunda, tras una relación de altibajos con los mandatos de Europa, salir de la unión con todo lo que ello suponía, no sólo para el país sino para una Europa más resquebrajada y desconcertada que nunca.
“Brexit” se concibe como un thriller moderno y político no demasiado inspirado y que se nutre del crecimiento de ese populismo impulsado por Cummings y sus redes aprovechándose del descontento de una ciudadanía indignada y perdida a la hora de dirigir sus pasos de futuro. Una realización rutinaria se pierde en la maraña de personajes y datos, para muy cafeteros de la política británica, lo que deja a un gran número de espectadores algo perdido a la hora de llegar a comprender todos los matices de las motivaciones de cada uno de los protagonistas. Lo mejor no deja de ser el enfrentamiento dialéctico y de ideas del Cummings de Cumberbatch y el Craig Oliver que interpreta Rory Kinnear, Director de Política y Comunicaciones del gobierno de David Cameron.
“Brexit” respira ese aire rebelde como pórtico de un nuevo tiempo inspirándose Cummings en la llamada conspiración de la pólvora, aquella que supuso un complot para matar al rey Jacobo I y a gran parte de la aristocracia protestante británica. En este caso a través de la batalla de las ideas demostrando todavía el valor de la política y el debate como movimiento generador de opiniones aunque, en los tiempos que vivimos de “fake news” y de agitada bronca política, ello derive en muchas ocasiones en la perversión del sistema generando el auge de populismos.
Es una pena que un tema tan interesante quede poco lucidor en pantalla, más allá de un Cumberbatch que ya no sorprende en su papel de visionario con ego, y que la cinta no profundice en vertientes tan interesantes como lo que ha llevado a la sociedad británica al hastío o el poder de unas tecnologías que se lanzan como arma arrojadiza entre unionistas y euroescépticos. Eso sí, lo que sí sabe mostrar es a un Cummings que es capaz de todo por conseguir sus objetivos dejando a un buen número de enemigos a su paso y que, por supuesto, están aprovechando ahora para aumentar su presión sobre él en su momento de mayor debilidad y exposición pública ya que, ahora mismo, estamos ante uno de los hombres más influyentes de la política británica y cuya mancha y futuros pasos en falso bien podría debilitar sobremanera al gobierno de Boris Johnson en un momento más que crítico para el país.
La recreación de los hechos y el material documental pone el suficiente nervio a una historia contada en poco más de hora y media sobre la partitura de Daniel Pemberton. Aunque el reclamo de la producción sea Benedict Cumberbatch, que vuelve a estar al nivel habitual en este tipo de papeles, estamos ante un buen trabajo fílmico para comprender parte de la realidad de hoy en día desde la perspectiva de la política británica en la que el caos y el desconcierto son la principal erosión no sólo del sistema sino, sobre todo, de la paciencia de la ciudadanía. Un personaje que con la polémica que le rodea, y la protección de Boris Johnson, demuestra que hay personajes que no necesitan estar en el gobierno para tener más poder que algunos de sus miembros.
Nacho Gonzalo