Cine en serie: “Nashville”, no rompas más mi pobre corazón
Querido Teo:
Lo sé, lo más country que conocemos en España es Coyote Dax. Alguno, ya más leído, sabrá quién es Garth Brooks o incluso Willie Nelson o, si es aficionado también al cine, Kenny Rogers, pero admitámoslo, poco más. ¿Qué puede tener entonces “Nashville” que nos tire tanto?. ¿Qué hay en las botas de cowboy, los sombreros de vaquero y el alcohol para desayunar (¿whiskys de Kellogg’s?) que pueda interesarnos?.
Es fácil, una serie terriblemente bien hecha. Sí, a veces predecible de lo bien estructurada que está, de lo medidos que están los tiempos y de lo obvio que el guionista no va a dejar que Pin y Pon estén juntos porque se acabaríala serie. Pero eso da igual, porque a todo el mundo le gusta la estabilidad de una serie en la que no estás: “¡Para! ¡Para el video! Que acabo de ver en la esquina de uno de los fotogramas la marca del reloj de la novia fallecida del protagonista en la primera temporada. A ver que dicen los foros…”
“Nashville” nos ofrece otras cosas. Primero, actores que (como no, son americanos) cantan, bailan y tocan bien, de una manera que te llegas a preguntar si realmente son actores que cantan bien o músicos que actúan mejor. Y es que cantan bien, rollo piel de gallina, y cogen una guitarra y saben hacer “la garra” como profesionales (Nota: Ver “Friends” y a Phoebe enseñado a Joey a tocar la guitarra y sabrás de lo que hablo).
Bien, no se queda ahí. Para quien no lo sepa los temas más recurrentes en las canciones country son: mujeres, beber, la soledad, conducir camiones, beber otra vez, lucha de clases, beber para conocer mujeres y… finalmente… la propia música country (diez puntos menos para quien creyese que iba a decir beber una vez más).
Y esos son los temas que figuren la línea argumental de la serie. El hilo principal será el contraste entre la figura ya consolidada, cantante de renombre, aclamada por crítica y público pero ya en horas un poco bajas, y la nueva cantante más pop, con canciones sin ningún tipo de mensaje pero vendiendo millones de discos (¿porqué lo sigo llamando discos? ¿Hay alguien que compre actualmente “discos”?).
La primera es Rayna James (Connie Britton, “Spin city” y “Friday Night Lights”), una cantante que se hizo a sí misma, nacida en una familia acomodada, felizmente casada (ejem) y con dos hijas, pero que actualmente no tiene el tirón de antaño y que, al parecer, la compañía discográfica está dando la espalda. Además de esto, la carrera política de su marido, fuertemente influenciado por el padre de ella, y su gran amor de siempre con el que comparte carretera, hacen que la pobre no se aburra. Por cierto, esta mujer tiene 46 años pero la tenéis que ver en acción.
La segunda, y más conocida al menos por estas latitudes, es Juliette Barnes (Hayden Panettiere, “Heroes”) cuyo personaje es una joven estrella del country, revolución de redes sociales, multiplatino y con el clásico ego del tamaño de Tennessee. Como no, su madre alcohólica y sus intentos de desvincularse de la imagen de ídolo de quinceañeros (teenagers, que dirían por allí) alimentan la envidia/discordia entre ella y Rayna, condenadas a entenderse por… cosas que pasan en los episodios de esta serie que quiero que veas y por eso no lo cuento.
Como ves, últimamente me va el girl power, aunque los “machos” de esta serie también son de traca.
El citado marido de Rayna, Teddy Conrad (Eric Close, “Santa Barbara” y “American Horror Story”), político marioneta en manos de su suegro, que no consigue adaptarse a vivir a la sombra de una gran estrella del country y que sabe lo que todos los hombres sabemos, que a las mujeres les gustan malotes. Pero tampoco se va a rendir, ya lo verás.
El guitarrista ex pareja de Rayna, Deacon Clayrbourne (Chip Esten, “The crew” y “Urgencias”), con la que ha estado tocando y componiendo toda la vida, ex alcohólico (¿alguien dijo “beber?) y lobo solitario ya un poco de vuelta de todo.
Y como historias paralelas, pero no menos importantes, los intentos de tres jóvenes por alcanzar la fama en el complicado “star system” del country (sí, llamo “star system” a un negocio que mueve al año cientos de millones de dólares). Una especie de “Taylor Swift meets Lady Antebellum“ donde nos enseñan cómo pisar a tus amigos para llegar más alto (intentando que el karma no te juegue una mala pasada).
En resumen, hay que verla y luego decidir. No hace falta ser un apasionado de la música o del country en particular para que te guste, y sobre todo, no te preocupes que esta serie no es “La sirenita”, no se ponen a cantar cada vez que van a comprar el pan. Eso sí, si te gusta un poco el mundillo, te encantaran los decorados y ambientación de la misma (estudios de grabación, salas de concierto, discográficas, etc...).
Si te gusta el country: Déjala preparada para después de las clases de baile en línea con una buena botella de bourbon a un lado y un banjo al otro. Te va a gustar, es tu tema, no dejes que te vuelvan a llamar “rarito”. Además hay un gran número de cameos de gente del mundillo. Probablemente lo que menos te guste es que aparece Wyclef Jean como actor más o menos recurrente.
Si no te gusta el country, pero eres “hipster”, te gustara. En el country subyace el espíritu de bandas “gafapasteras” como Arizona Baby, L.A. o Nacho Vegas, aunque veamos aquí su versión más “mainstream” (como nos gustan las etiquetas modernillas).
En cualquier caso (perdona si me pongo un poco pedante pero acabo de ver "Hannibal"), el country no es más que la catarsis de los amores perdidos más pasionales y las envidias más enfermizas, y como eso engloba al 99% de nosotros, ponte el episodio piloto y sienta la tele en el diván mientras psicoanalizas a los personajes.
Y la semana que viene…
Para terminar mi etapa sentimental-country, “Hatfields & McCoys”, el regreso de Kevin Costner pegando tiros o dos familias que no se llevan del todo bien después de la Guerra Civil. Espero tus comentarios-sugerencias-críticas. Finalmente, te dejo con una pregunta para que penséis mientras preparáis la operación bikini: “¿A dónde van las series cuando mueren?”.
David Volcano