Cine en serie: “House of cards”, Kevin Spacey vuelve a hacer de las suyas

Querido Teo:

Acabo de terminar de ver los tres primeros episodios de la segunda temporada de “House of cards”, y debo reconocer que me han impresionado. Después de una primera temporada impactante, parecía difícil conseguir el mismo efecto una vez que ya conocemos al protagonista y el escenario político en el que se mueve, pero sólo con el primer episodio consigue sorprender y enganchar tanto o más que otras series durante su primera temporada completa.

Fiel a su fórmula original, Netflix ofrece esta segunda temporada completa desde el primer día, sin tener que esperar una semana entera entre cada entrega. Todo un regalo para los espectadores, que el pasado día de San Valentín pudimos invitar de nuevo a Kevin Spacey a nuestros hogares con un regalo envuelto en rojo, el color de la sangre. Vuelve Frank Underwood, personaje maquiavélico como pocos y que sigue escalando posiciones en el complicado mundo de la política americana.

No quiero destriparte nada de lo que sucede en este arranque de temporada, pero prepárate para una escena en la que Frank deja claro de una vez por todas (por si quedaba alguna duda) de todo lo que está dispuesto a hacer para conseguir su objetivo. Prepárate también para que el protagonista te arranque una sonrisa cómplice con uno de sus tics característicos. Y para terminar, un detalle acerca de sus gemelos también marca de la casa. Ah, y todo esto en los primeros cincuenta minutos de esta segunda temporada.

Sé que la serie tiene sus detractores y que Spacey no es santo de devoción de algunos críticos, pero me reafirmo en lo que ya comenté acerca de la primera temporada, que su interpretación llena de detalles es un espectáculo en sí misma y que vale la pena verla aunque, a priori, la ambientación en el mundillo de la política parezca condenada al aburrimiento feroz. Es un placer culpable ver a Frank cometer auténticas barbaridades para alcanzar sus metas, y en parte desear que se salga con la suya, porque si le pillan se acabó lo bueno.

A Spacey le sigue acompañando una Robin Wright en estado de gracia, que poco a poco va matizando su personaje y ofreciéndonos detalles de su pasado que nos ayudan a entender mejor sus motivaciones. También capaz de cualquier cosa para obtener sus objetivos, tanto nosotros como el propio Frank vamos a descubrir algún duro secreto de su pasado.

En esta segunda temporada, “House of cards” mantiene la base de lo que tanto gustó en la primera, pero obviamente el aumento de escalafón de Frank implica nuevas maquinaciones y nuevos títeres con los que jugar. Pero también quiere decir que habrá algún que otro juguete roto que no verá el final de Frank, tanto si éste significa pagar por lo que ha hecho o cosechar los frutos de sus maquinaciones.

Si como a mí te gustó la primera temporada, esta segunda tiene toda la pinta de que no te va a decepcionar. Y si aún no has encontrado un momento para conocer al señor Underwood, te recomiendo que le reserves un rato de tu tiempo para ver las dos temporadas que ya tienes disponibles, del primer al último episodio sin tener que esperar ni un día.

Y una buena noticia, ya está firmada una tercera temporada de “House of cards”, lo que nos promete un poco más de Spacey pero que puede acabar por pasarle factura a la frescura de esta serie. Confiemos en que los guionistas sigan manteniendo su capacidad para sorprendernos, y sus actores principales su nivel de interpretación.

Vídeo

Atentamente.
Profesor Falken