Cine en serie: “Cómo conocí a vuestra madre” por fin ve la línea de meta

Cine en serie: “Cómo conocí a vuestra madre” por fin ve la línea de meta

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Querido Teo:

Hay un subconjunto de series que podemos considerar el “mainstream” del mundillo, esas que incluso la gente que nos dice que nunca ve series sigue con más o menos regularidad, y que son un recurso seguro a la hora de romper el hielo con seriéfilos, porque tanto si les gustan como si no las habrán visto en alguna ocasión y tendrán algo que opinar. “Cómo conocí a vuestra madre” es una de esas series y, después de ocho años de dar vueltas alrededor de la identidad de la madre, finalmente hemos llegado a su última temporada.

Debo reconocer que no seguí esta serie desde el principio sino desde la tercera o cuarta temporada, pensando que “total, ¿cuántas más vueltas se le puede dar a este tema?”. Y como dicen los americanos, “boy, was I wrong”, ni más ni menos que cinco temporadas más de falsas esperanzas, madres descartadas e imágenes furtivas de paraguas amarillos, hasta ese momento final de la octava temporada en la que descubríamos que el objeto de toda esta historia no era ninguna de las pretendientes que ya conocíamos (y que contaban cada una de ellas con su club de fans particular), sino una completamente nueva y que nos toca conocer brevemente en esta última temporada.

Lo malo de esta serie es que, como se dice en román paladino, para este viaje no hacían falta estas alforjas. Si lo que se quería era dejar claro que Ted era un romántico empedernido, y sus amigos una panda de tarados aunque fieles y siempre disponibles para echarle una mano, nos habrían bastado las tres o cuatro temporadas que me salté, y luego rematar en una (o dos, que parece que es la moda ahora). En lugar de eso, hemos tenido un montón de episodios de relleno con algún que otro chiste simpático y, lo peor de todo, un giro hacia la seriedad en esta etapa final.

Parece como si los guionistas se hubiesen arrepentido de la cantidad de tonterías que habían obligado a cometer a sus personajes, y ahora estuviesen decididos a dejarles en una situación “normal” antes del cierre de la serie, lo que les pone en unas situaciones que rompen con mucho de lo que hemos visto hasta ahora. El ejemplo más claro es el de Barney, que aunque nunca ha sido mi personaje favorito, darle un giro de 180 grados y presentarlo ahora como hombre enamorado y fiel a una sola mujer es privarle de su razón de ser, de lo que nos ha dado sus mejores momentos en la serie. Pero esto es un mal endémico de las series americanas, donde parece que no se puede dejar en paz a los personajes disfuncionales y siempre hay que buscarles una “cura” para que se puedan integrar en la sociedad, aunque estemos hablando de una serie de comedia que nunca se ha tomado muy en serio a sí misma.

No te voy a engañar, veré la temporada hasta el final como casi todo el mundo, pero de momento la sensación que me llevo es que se ha estirado innecesariamente el evento de la boda, probablemente porque ya no sabían cómo finiquitar la serie después de haber alimentado tantas teorías acerca de la identidad de la protagonista principal. Una serie en la que uno de sus momentos cumbre era una apuesta de bofetadas no necesita momentos de introspección en los que los protagonistas descubren que lo que necesitaban estaba dentro de ellos durante todo este tiempo, lo que necesita son más apuestas de bofetadas.

Pero bueno, al menos podemos contentarnos con que la serie tendrá final, algo que muchas otras series no pueden decir, y que seguro dará motivos para amplias discusiones en foros y cafeterías, casi tantos como el final de “Perdidos”. ¿Y después qué? Me refiero sobre todo a los actores, que después de tantos años con contrato fijo ya va siendo hora de que echen un par de currículums en los buzones de las productoras.

Cobie Smulders ya ha dado un primer paso entrando en “Agents of S.H.I.E.L.D.”, aunque no sea como parte de los protagonistas. Neil Patrick Harris tiene al menos aseguradas un par de galas de premios como presentador al año (a lo Billy Crystal), aunque se tendrá que buscar algo a tiempo parcial el resto del año. Alyson Hannigan debe estar rezando para que alguien financie una nueva entrega de “American pie” o una peli de “Buffy” como ha sucedido con “Veronica Mars”. Jason Segel, casi de tapadillo, lleva ya unos años apareciendo en películas como “Gru, mi villano favorito” y “Si fuera fácil”, así que no nos tenemos que preocupar mucho de él. Algo más me preocupa el protagonista principal, Josh Radnor, que aunque ha aparecido últimamente en “Happy thank you more please” y en “Amor y letras” (en ambas como guionista, director y actor), parece que quitarse el sambenito del romántico Ted Mosby le va a costar un poco.

En fin, cruzo los dedos para algún que otro toque de genialidad en lo que nos queda de temporada, y me alegro por los hijos de Ted, que por fin podrán dejar de escuchar las aventuras sexuales de su padre y sus amigos después de nueve años. Su terapeuta ya va por el segundo apartamento en Manhattan.

Vídeo

Atentamente.
Profesor Falken

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David Volcano
David Volcano
11 años atrás

Te has olvidado que Neil Patrick podra seguir con la exitosa y no menos dicharachera saga de "Los pitufos" (la envidia de cualquier actor en Hollywood)

trackback

[...] cadena la paja piezas enlace y flores alternativamente hasta que aunque sus canciones no son cantadas por la última sensación [...]

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