Cine en serie: “Buscarse la vida en América”, intentando triunfar en la gran manzana

Querido Teo:

Es un hecho que, en los últimos años, las nuevas “comedias” de la HBO no han acabado de cuajar del todo. Tanto “Hung” y “Bored to death”, como “De culo y cuesta abajo” (Eastbound and down), son sin duda productos de calidad (y bastante divertidos), pero también ficciones que no han despertado demasiado interés entre crítica y público. Tan sólo "Flight of the Conchords" (la cual recomiendo efusivamente) ha llamado la atención lo suficiente como para recibir varios reconocimientos por parte de la crítica, siendo capaz incluso de gustar tanto a los académicos del medio televisivo como para acabar recibiendo unas cuantas nominaciones a los premios Emmys. Lástima que sus dos cortas pero grandiosas temporadas no hayan podido tener mayor continuidad debido en gran parte al cansancio y la falta de interés de sus dos protagonistas. Por este motivo, la cadena sigue intentando encontrar la fórmula de la “coca-cola-comedia-catódica-perdida”, que le llevó años atrás a estrenar series de tanto éxito como "Sexo en Nueva York", “Larry David”, o “El séquito” (estas dos últimas en su recta final), acabando así de posicionarse de nuevo (y también, pues en el aspecto dramático ya lo está volviendo a conseguir) como uno de los mayores referentes en el mundo de la comedia televisiva de nuestros tiempos. Y así, y tras este breve repaso a las comedias de la cadena HBO, es como llegamos hasta la serie de la que hemos venido a hablar. “How to make it in América” (Buscarse la vida en América), es una comedia al estilo “El séquito” (aunque no tan luminosa como aquella), incisiva pero desenfadada, sin pretensiones (de momento) pero igualmente adictiva, que se estrenó el año pasado sin hacer demasiado ruido, y que tras una corta temporada (de tan solo ocho episodios), ya nos ha robado el corazón a más de uno. Pero, veamos de qué estoy hablando…

La serie en cuestión narra las vicisitudes de dos jóvenes, amigos inseparables, con unas ganas terribles de comerse el mundo, que intentan hacerse un hueco en el despiadado y glamuroso mundo de la moda neoyorkina. Si en “El séquito”, serie con la que comparte productores, y también “buen rollismo”, ritmo, y posiblemente humor gamberro, veíamos los sin sabores y placeres de una estrella de cine una vez alcanzado el éxito, aquí  la premisa principal es explorar el pedregoso camino que conduce hasta él. Ben Epstein y Cameron Calderon, los dos protagonistas de la historia, representan las dos caras de una misma moneda que lucha desesperadamente por conseguir alcanzar el tan idealizado sueño americano. El primero, taciturno y enamoradizo, es el que tiene el talento y la visión, pero carece por completo del optimismo y la determinación necesarias para conseguir sus objetivos. Cameron, sin embargo, tiene justo lo contrario. Siendo uno de esos caraduras encantadores que no acaban de caer bien al principio, su energía y simpatía terminan por ser vitales, tanto para la trama y los sueños de ambos personajes, como para que acabemos, nosotros recelosos seriéfilos, enamorándonos de una serie que, aunque no haya hecho más que empezar, ya promete darnos futuras y gloriosas horas de diversión y entretenimiento.

Junto a estos dos personajes, protagonistas absolutos de la serie, también podemos encontrar a otros, tan interesantes y/o divertidos como ellos. David  Kaplan es un viejo amigo de Ben, con gran poder adquisitivo, y algunos problemillas para poder entrar en ciertos locales de moda de la ciudad. Rachel Chapman es la ex novia de Ben, uno de esos personajes que se me hacen insufribles porque parecen tenerlo todo y no son capaces de disfrutar de la vida. Junto a ésta está la renacida actriz Martha Plimpton (Edie Weitz) la cual aporta su granito de cinismo y humor a la historia. Y como nuevo novio de Rachel está Darren Hall, el cual parece ser desde el principio el típico hombre perfecto eterno enamorado de la mujer equivocada. Todos ellos forman un buen grupo de secundarios que hacen que las tramas se muevan siempre hacia lugares más oscuros de lo previsto, eso sí, sin abandonar del todo los placeres de la comedia ligera y entrañable. Pero si hay un secundario por excelencia  capaz de acaparar casi toda la atención de la serie ese es Rene Calderon. Rene, magníficamente interpretado por un Luis Guzmán en estado de gracia, es el primo de Cameron, un ex convicto recientemente salido de la cárcel, emprendedor, irascible y entrañable, que con cada una de sus apariciones nos regala los que sean posiblemente los momentos más divertidos de la serie. Su personaje, un pequeño mafioso que lucha contra sí mismo por reformarse y no caer de nuevo en sus viejos y delictivos hábitos, termina por robar tanto el protagonismo de la serie, que muchas veces se convierte en  el absoluto e indiscutible rey del cotarro. Espero que en la segunda temporada le den más vida a este personaje porque sin duda lo merece.

Y por último, pero no por ello menos importante, no nos podemos olvidar de ese gran personaje esencial en la serie que es la ciudad de Nueva York. “La intro” ya es toda una declaración de intenciones (y de amor) a una ciudad que en todo momento es parte indisoluble del estado de ánimo de los protagonistas. Sus rincones, calles, garitos, y sobre todo habitantes, son muchas veces simples fotografías casi superpuestas a modo de rápidas diapositivas que, además de introducirnos de una manera muy directa en la escena que toque a continuación, también imprimen un ritmo y un tono a la serie de lo más espontáneo y enriquecedor. La banda sonora, actual y ecléctica, y unos guiones que van de menos a más, completan el tarro de las virtudes de una serie que, se consume tan rápido, que apenas da tiempo de echar la vista atrás. Por todo esto y muchas otras cosas más que tienes que descubrir por ti mismo, “How to make it in América” se convierte en esa nueva comedia semi-desconocida pero entrañable que tienes que ver. No te la pierdas, pasarás un buen rato frente a tu televisor, y de paso es posible que aprendas unas cuantas cosas útiles sobre como buscarse la vida en América.

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Watanabe