Cine en serie: “Boardwalk Empire”, Scorsese y la mafia en la pequeña pantalla

Querido Teo:

Seguro que sabes de sobra que uno de los temas más recurrentes en la filmografía de Martin Scorsese es el género mafioso. Cuando Terence Winter, escritor y productor de "Los Soprano", le envió el guión del piloto de "Boardwalk Empire", Scorsese quedó tan entusiasmado con él que lo primero que le contestó a Winter fue: “¿Crees que si llamo a los dirigentes de la cadena que van a producir la serie me dejarán dirigirlo?”. ¡Estas loco!, le respondió este. Sólo tienes que coger el teléfono y los de la HBO estarán dando saltos de alegría como locos”. De esta manera, y en tiempo record, se ponía en marcha el proyecto más ambicioso del canal desde los tiempos de “Roma”, “Carnivàle”, o “Deadwood”, con un presupuesto inicial, sólo para su episodio piloto, de casi 18 millones de dólares. Los resultados artísticos de dicho proyecto ya podemos disfrutarlos desde el 19 de septiembre de 2010, día en que fue estrenada la serie en Estados Unidos. Pero, profundicemos un poco más en ello, y veamos que nos han vuelto a regalar Scorsese y los creadores de la serie en esta nueva vuelta de tuerca al universo mafioso. Viajemos pues a la Atlantic City de los años veinte. Preparen sus pistolas, y escondan sus petacas. La Ley Seca nos espera como nunca antes la habíamos visto en televisión.

“Boardwalk Empire” está basada en el libro “Boardwalk Empire: The birth, high times, and corruption of Atlantic City” de Nelson Johnson. Una de las virtudes del libro es la excelente ambientación que consigue impregnar a cada una de sus páginas, de un momento histórico muy conocido y llamativo de la historia de los Estados Unidos. Su traslado a la serie está magníficamente bien logrado, en su mayor parte por una producción cuidada al detalle, donde escenarios, maquillajes, y vestuarios están minuciosa y exquisitamente bien recreados con la finalidad de dotar a la historia de la mayor de las credibilidades. Y es que cuando se junta dinero y talento las cosas no pueden salir menos que perfectas, y en esta ocasión no podía ser menos. La otra gran cualidad que falta para que podamos sumergirnos completamente en la época de la que estamos hablando, la podemos encontrar en unos guiones que con sus muchos detalles y personajes históricos, consiguen que nos sintamos como si estuviésemos realmente en los inicios de los años veinte. De esta manera conoceremos a un joven Al Capone cuya violencia y ambición ya se intuyen demoledoras, o a un Lucky Luciano que ya sabemos se convertiría en muy poco tiempo en uno de los gángster más famosos de la historia de América.

Pero si estos personajes históricos se convierten en secundarios de lujo, los verdaderos protagonistas de la historia, tampoco es que se queden atrás en cuanto a interés e importancia se refiere. Enoch  “Nucky” Thompson, interpretado por un genial Steve Buscemi, es el eje de la historia de la cual parten casi todas sus tramas. Su personaje, basado en el verdadero Enoch “Nucky” Johnson, es (y fue) un influyente político, tesorero de Atlantic City, y dueño de uno de los mejores casinos de la ciudad, cuya sed de poder y ambigüedad moral le llevan una y otra vez a cruzar la línea de lo delictivo, sin saber muy bien en qué lado posicionarse al final del día. Para tales menesteres cuenta con su mano derecha y protegido Jimmy Darmony (Michael Pitt), un excombatiente de la Primera Guerra Mundial que tiene mucho más claro que él hacia donde deben ir sus actuaciones e intereses profesionales, dadas las oportunidades que les están brindando los tiempos tan salvajes y corruptos que les han tocando vivir. Como contrapunto a ese personaje tan inmoral encontramos a Margaret Schroeder (Kelly Macdonald), una joven irlandesa, y madre de tres hijos, cuya ingenuidad y sacrificio despierta el lado más humano y bondadoso de Nucky Thompson llevándolo a cometer sus acciones más redentoras. De esta manera los dos personajes, Margaret y Jimmy, se convierten sin quererlo en el ángel y el demonio de la conciencia de nuestro protagonista con la cual tendrá que lidiar en muchos de sus episodios.

En cuanto al piloto dirigido por Martin Scorsese, digamos que es un nuevo alarde de virtuosismo fílmico, y ritmo narrativo, en el cual el genial director nos demuestra una vez más lo bien dotado que está a la hora de dirigir este tipo de historias. Más cerca de "Gangs of New York" (sobre todo por su tono y vistosidad) que de otras de sus películas más aclamadas, “Boardwalk Empire” vuelve a contarnos las mismas historias de siempre típicas de su creador, de lucha y poder, donde el personaje de Michael Pitt bien podría emparentarse con cualquiera de los interpretados por Leonardo DiCaprio, el de Steve Buscemi con los de Robert De Niro, e incluso el del joven Al Capone, con las dos replicas vistas en “Casino” y “Uno de los nuestros” interpretadas por un colérico e impredecible Joe Pesci. En definitiva los mismos roles que ya hemos visto en muchas de sus mejores películas, pero una vez más reciclados y mostrados con una solvencia y perspectiva tan diferente que terminan por resultar definitivamente únicos.

Ya que lleva tan solo un tercio de su primera temporada, todavía es muy pronto para catalogar a “Boardwalk Empire” como una de las grandes obras de la televisión americana reciente como algunos críticos se aventuran a decir. Ahora bien, lo que sí es indudable es que, por sus grandes personajes e interpretaciones, sus magníficos guiones y detalles de gran riqueza argumental, su impecable y deslumbrante factura de producción, y alguna otra cosa que es mejor descubrir por uno mismo, tiene todas las papeletas para llegar a ser la gran obra que vaticinan los más entusiastas. Yo de momento sólo la disfruto y juzgo a pequeños sorbos, sin más prejuicios ni apasionamientos que el quieran darme cada uno de sus episodios. Ya tendrá tiempo por delante para irse situando en el lugar que le corresponda.

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Watanabe