"Cielo de medianoche"
La web oficial.
El argumento: Augustine es un científico solitario en el Ártico que trata de contactar con una nave espacial que intenta regresar a la Tierra. Augustine quiere impedir que Sully y sus compañeros astronautas regresen a su hogar, donde se ha producido una misteriosa catástrofe global.
Conviene ver: "Cielo de medianoche" es una cinta que se suma a ese cine ambientado en el espacio recientemente y que indaga más en lo introspectivo y emocional que en la odisea aventurera adaptando por parte del guionista Mark L. Smith la novela "Good morning, midnight" de Lily Brooks-Dalton publicada en 2016. El problema de la cinta es que es bastante impersonal recordando a otras como “Gravity” (2013), “Interstellar” (2014) o “Marte” (2015) pero se resuelve con oficio y empaque por parte de un Clooney que como director demuestra su solvencia aunque hace tiempo que ha perdido la brillantez de sus primeros trabajos en este campo. Es más, hace cuatro años que no le veíamos como actor y sorprende tenerlo de nuevo acompañado de unos estupendos Felicity Jones, David Oyelowo, Kyle Chandler y Demián Bichir. Es una cinta que va a más, conforme va ganando en lo sentimental, teniendo que superar un comienzo demasiado tedioso pero, aun así, da la impresión de que Clooney no se decanta por ninguna de las dos historias de la cinta construyendo un conjunto menos rotundo de lo que prometía quedándose más en puntuales destellos que en una consistencia que de vigorosidad a la película ya que los flashbacks de la historia no pueden ser más convencionales. A veces da la impresión de que se ha quedado en el boceto de algo mucho más interesante sobre la conciencia del cambio climático y el drama personal de un reputado científico enfermo que se encuentra aislado en una base en el Ártico y que tiene que hacerse cargo inesperadamente de una niña, cuya compañía silenciosa y mirada curiosa, triste y desvalida (estupenda Caoilinn Springall) le supondrá una motivación para encontrar señal e intentar avisar a los astronautas que se encuentran en una misión del cataclismo que ha sufrido la Tierra, convertida en un escenario inhóspito para la vida como consecuencia del mal uso que han dado los humanos de ella. Una sensación de melancolía inherente a una condición humana perdida y que se siente minúscula ante la inmensidad del universo y las consecuencias de los actos globales, especialmente en las escenas en las que un Clooney avejentado opera intentando congraciarse consigo mismo y con los demás ante su insistente empeño por conectar desde la Tierra para alertar de lo que ha pasado demostrándose a sí mismo que todavía puede intentar salvar vidas y evitar que el drama se acreciente mientras lidia con la rémora de tomar la decisión de sacrificar su vida personal a en pro de su faceta profesional y del inspirador legado que ha supuesto para muchos. Un desarrollo trillado con más referencias que aciertos propios y un regusto final desaprovechado en dos horas que ganan en pantalla grande por lo apabullante de la técnica pero que se antojan largas para lo que cuenta con un guión que pretendiendo ir de existencial peca de poco profundo lastrando que se engarce todo el núcleo emocional que encierra la historia. No se puede negar su capacidad reflexiva sobre un futuro incierto del que somos como especie causa y parte. Lo mejor es la música de Alexandre Desplat, el paseo espacial a ritmo de Sweet Caroline y un desenlace sutilmente conmovedor a la par que desolador sobre las segundas oportunidades y ponerse en paz con uno mismo dejando, además, mensaje que debería de ser un aviso para navegantes hacia lo que puede sufrir nuestro planeta en un futuro cercano.
Conviene saber: Netflix estrena en salas antes que en streaming el séptimo trabajo como director de George Clooney al igual que ha hecho este año con "El juicio de los 7 de Chicago", "Rebeca", "La vida por delante", "Hillbilly, una elegía rural" y "Mank".
La crítica le da un SEIS