Cannes 2018: La aparición tecnológica de Godard e historias de rebeldía, determinación y supervivencia femenina
Querido Teo:
Quinta jornada en el Festival de Cannes que ha sido bastante tranquila tras lo vivido en los últimos días. Y es que el gran titular no ha sido otro que la aparición de Jean-Luc Godard en rueda de prensa pero no de cuerpo presente sino a través del FaceTime, para algo él es el rey de la modernidad de toda la contornada como ha demostrado con su antídoto contra la paciencia que es su “El libro de imágenes” que, por otra parte, la crítica más erudita que cubre un Festival como Cannes no ha dudado en encumbrar de manera orgiástica valorando algo que el ignorante que escribe estas líneas nunca entenderá por mucho que le den dosis extras de neuronas. La prensa se ha agolpado en fila india (como si se dirigieran al púlpito a comulgar) y han ido haciendo sus preguntas al mito de la Nouvelle Vague a través de la pantalla e incluso saliendo a la colación la situación de Cataluña, algo que como una analogía también queda patente en su última película. Sin querer Godard ha sentado un peligroso precedente para futuras ruedas de prensa de los políticos.
“Les filles du soleil (Girls of the sun)” de Eva Husson es otro de los títulos de la sección oficial que no parece que vayan a tener mucha trascendencia ni en esta edición ni en el palmarés. A pesar de tener un mensaje femenino muy a su favor, este drama bélico e introspectivo no termina de fluir intentando enarbolar una bandera muy pertinente para los tiempos que corren pero que en su plasmación queda errática con una puesta en escena poco lucidora y sin contar nada especialmente llamativo o que no hayamos visto en películas similares. La cinta se ambienta en el Kurdistán en el que Bahar es comandante de las Hijas del Sol, un batallón compuesto exclusivamente por mujeres soldado kurdas que está a punto de retomar la ciudad en la que Bahar fue capturada por extremistas unos meses atrás. A ellas les seguirá una periodista francesa que cubre la ofensiva interesada por la figura de esta heroína que busca justicia y en su rebelión sanar sus heridas desde que los hombres de negro irrumpieran en su vida. La cinta está protagonizada por Golshifteh Farahani y Emmanuelle Bercot y, aunque con el final parece querer recuperar el terreno perdido y terminar dejando buen sabor de boca de manera tan trepidante como emotiva, el viaje hasta llegar allí se hace demasiado esforzado para el espectador.
En Una cierta mirada hemos podido ver “Girl”, una cinta sueca de Lukas Dhont que seguramente dará que hablar los próximos meses por su mezcla de originalidad, denuncia, épica vital y sobria nobleza en lo que cuenta. Trata con respeto, dolor, obsesión, drama y compasión el proceso de cambio de una adolescente de 15 años que nació en el cuerpo de un niño plasmado de manera primorosa por el joven actor Victor Polster. Todo ello con la tortuosidad épica del ballet que le lleva a los terrenos tortuosos y enfermizos de "Cisne negro" de una manera mucho más cotidiana que aquella a la par que impactante y real tanto para ella como para su familia. Una sorpresa que por su temática y resolución, reflejando de manera muy auténtica el drama de estar en un cuerpo que no sientes como el tuyo y todo el trauma y viaje que genera, ha convencido y se ha llevado una sonora ovación en el pase de prensa al que asistía el equipo de la película.
En la misma sección se ha visto "Gueule d´ange (Angel face)" de Vanessa Filho en la que Marion Cotillard encuentra su "Fortunata" de la que parece remake. La cinta se centra en una madre soltera choni que no hace más que tomar decisiones incorrectas (no hay más que ver en qué desemboca esa boda inicial que parece que va a solucionarle la vida) y llevar por la calle de la amargura a una niña traumatizada por su ausencia y volatilidad. Cotillard cumple aunque siempre se haga raro verla de proletaria (como en la película de los Dardenne) o Barbie de extrarradio (como ocurre en este caso). Efectiva y cumplidora es una película en la que hay una fase en la que la actriz da todo el protagonismo a la niña que se echa la peli a sus espaldas cayendo en los infiernos y teniendo que subsistir por ella misma, y de qué manera, abandonada a su suerte al margen de los Servicios Sociales tanto en el colegio, en su casa y sólo con la ayuda de un insospechado aliado que se encuentra en el hijo de un vecino descastado también con pasado tortuoso, que malvive en una caravana y que termina siendo su hidalgo particular. Una cinta menor y ya vista pero que supone un drama familia efectivo entre madre e hijo en una época que todavía deja más a traslucir en la sociedad a esos padres que, al margen de poder conciliar o no la vida personal y laboral, son auténticos irresponsables emocionales recibiendo el carnet de padre por la providencia pero no por qué se haya demostrado que poseen la madurez para serlo.
Nacho Gonzalo