Cannes 2016: Paul Verhoeven recupera su mejor sello con "Elle"

Querido Teo:

"Elle" se ha convertido en el último cartucho de la sección oficial y también en el más necesario tal como iban languideciendo los últimos días. Se puede decir que Paul Verhoeven ha vuelto por todo lo alto en una locura tan desternillante, perturbadora y obsesiva como es una película que es un delirio sobre una ejecutiva casi cincuentona (Isabelle Huppert tiene en la vida real 13 años más que ella) en cuya primera escena vemos que sufre un ataque y una violación en su domicilio por parte de un encapuchado. Eso sí, casi como si fuera en su papel de “La pianista” el personaje ni se inmuta reaccionando como si nada a ello y poniéndose a limpiar la casa. Ese es el inicio de una relación entre la atracción animal y el rechazo en el que, mientras, la vemos relacionarse con otros hombres e incluso mediar en los problemas de pareja de su hijo liberándose como mujer y de su fachada de apariencia.

Paul Verhoeven llevaba varios años perdido y con “Elle” vuelve a recobrar sus señas identificativas vistas en “Instinto básico” o “Showgirls”, las del petardeo con clase, el thriller sexy, sugerente y divertido puramente noventero. Es en la adaptación de la novela de Philippe Djian donde tiene el material para ello con la psicología de una mujer que se siente poderosa incluso en sus momentos de mayor sumisión, girando los hombres en torno a suyo y teniendo siempre claras las ideas tanto a nivel personal (ella acaba provocando los encuentros brutales de violencia y sexo con su agresor) como profesional (trabaja en una empresa creadora de videojuegos). Huppert realiza uno de sus mejores trabajos dándolo todo por Verhoeven y no importándole nada, en un salto sin red que resuelve con maestría y manteniendo un fino equilibrio muy sugerente que provoca risas pero nunca involuntarias por adentrarse en la parodia. Huppert ya suma dos premios en el Festival (“Prostituta de día, señorita de noche” en 1978 y “La pianista” en 2001) erigiéndose como máxima alternativa a esa otra mujer de armas tomar que es la Sonia Braga de “Aquarius”. A pesar de todo, también sería una buena opción para que el trabajo medido y mucho más complejo de lo que parece el holandés fuera reconocido como director. En todo caso, “Elle” ha sido un cierre perfecto siendo un disfrute adictivo e irónico y un retorcido juego con ecos a Haneke pero también al espíritu desinhibido "pulp noir" para poder disfrutarla en casa con unas birras con amigos pero también respetando al sello de autor marca Verhoeven.

En Quincena de Realizadores hemos recuperado “Sweet dreams” de Marco Bellocchio ante la cuestionable ausencia del cine italiano en otras secciones después de que el año pasado tres cintas compitieran en oficial. La cinta comienza con un niño que tiene que lidiar con la pérdida materna en circunstancias poco claras mientras intenta salir adelante, quedando condicionado siempre por ello tanto en su faceta personal como en la profesional. Aunque sea algo reiterativa a la hora de regodearse en el trauma y en la referencia y dependencia de la madre, la cinta es una emotiva historia sobre el dolor y la búsqueda de respuestas para terminar abriéndose tanto a uno mismo como a los demás. El problema es que es un film que sufre demasiados saltos en el tiempo y que parece regresar en todo momento a un punto de partida que no desenrolla. Aun así, la cinta merece mucho la pena aunque sólo sea por ese catalizador periodístico que permitirá al protagonista liberar sus fantasmas eclosionando el factor emocional que hasta ese momento la cinta encierra. El veterano Bellocchio ha competido seis veces hasta la fecha en Cannes y por esta cinta perfectamente hubiera merecido entrar en la selección destacando los trabajos de Valerio Mastandrea (acostumbrado a este tipo de papeles en el cine italiano) y Bérénice Bejo que sigue saltando con comodidad entre cinematografías.

Nacho Gonzalo