Cannes 2014: Activismo moralista de Ken Loach y la exploración maternofilial de Xavier Dolan

Querido Teo:

Mientras Cannes 2014 ya encara su recta final (en una de las ediciones más abiertas de los últimos años ya que a estas alturas “El árbol de la vida”, “Amor” y “La vida de Adèle” ya habían dado en su momento el puñetazo en la mesa), ha sido el día para recibir a un viejo conocido que compite por 12ª vez a la Palma de Oro, premio que sólo ganó en 2006 por “El viento que agita la cebada”. El responsable del cine más socialista que llega del Reino Unido, Ken Loach, ha presentado “Jimmy´s hall” en la que vuelven a darse cita las principales características del cine del escocés.

La cinta se centra en el personaje de Jimmy Gralton, que en 1921 construyó una sala de baile en una zona rural de Irlanda para que los jóvenes pudiesen compartir experiencias, soñar, charlar y, por encima de todo, bailar y divertirse. Eso le llevó a enfrentarse con la Iglesia Católica y con agresivos manifestantes en contra de las nuevas ideas que surgían en ese lugar. No parece que vaya a ser una de las películas más destacadas de su filmografía ya que una vez más repite, quizás sin la brillantez de otros trabajos, ese mensaje anticapitalista de la unión de los trabajadores en contraposición al individuo que lucha solo frente a los elementos de su entorno con un poder manejado entre el caciquismo y la férrea imposición de moral católica. Loach tiene su público y ha sido aplaudido pero, quedándose en un terreno medio entre sus dramas aleccionadores más profundos y el toque ligero de sus últimos trabajos cinematográficos, esto parece ser más de lo mismo.

Frente al monotema Loach, el certamen vivía un día de expectación para recibir al niño prodigio del cine francófono, Xavier Dolan, que a sus 25 años, y con su quinto largometraje, compite por primera vez por la Palma de Oro tras participar en la sección Una cierta mirada con “Los amores imaginarios” y “Laurence anyways” y competir hace unos meses en la sección oficial de Venecia con “Tom à la ferme”. En “Mommy” vuelve a explorar la relación maternofilial con un melodrama familiar que narra la historia de una madre que acaba de quedarse viuda y deberá ocuparse de su hijo adolescente violento e inestable entrando en juego también una enigmática vecina. Una relación histérica e intensa que para muchos es una versión mejorada de su ópera prima, “Yo maté a mi madre”, y confirma las sensaciones de un cine lleno de referencias cinematográficas, musicales (que van de Dido o Lana del Rey pasando por Andrea Bocelli, Celine Dion y Oasis) y autobiográficas en el que Dolan crece cada día más como autor (jugando experimentalmente con el montaje vertical) reservándose él en esta ocasión detrás de las cámaras y cediendo a Antoine-Olivier Pilon su alter-ego respaldado por dos habituales de su filmografía como Anne Dorval y Suzanne Clément. Un paso más dentro de su carrera aportando un toque genuino entre tanto nombre consagrado. Habrá que ver si el Jurado se decide a destacarlo o espera a ver hacia dónde lleva su continua evolución.

Nacho Gonzalo