Cannes 2013: Nicolas Winding Refn cae del pedestal
Querido Teo:
Hace dos años Nicolas Winding Refn sorprendió en Cannes con “Drive”, una cinta que corría riesgo de ser confundida con una película de acción, y que quedó en un sorprendente ejercicio de estilo con referencias al mejor cine negro. Por “Drive” se llevó el premio al mejor director y la película terminó siendo para muchos críticos y espectadores la mejor película de todo ese 2011. Por eso se esperaba con mucha expectación "Only God forgives", la nueva colaboración de Winding Refn y Ryan Gosling, historia de venganza en la Tailandia de luces de neón. Aunque en un Festival nunca hay blancos y negros, la recepción ha sido bastante negativa y lo más bonito que se ha dicho de ella es que es un ejercicio de estilo sobre un fondo vacío. Muchos tenían ganas de bajar a Winding Refn del pedestal.
“Only God forgives” se desarrolla en los bajos fondos de Bangkok (Tailandia) donde un fugitivo, perteneciente a un clan mafioso, que vive refugiado en la ciudad tras haber matado a un policía hace diez años, gestiona un gimnasio de boxeadores que es en realidad una tapadera para pasar droga. Tras reencontrarse con el asesino de su hermano, un policía tailandés llamado “El ángel de la venganza”, y alentado por su madre, decidirá vengarse retándole a un combate de boxeo. Ryan Gosling vuelve a asumir ese rol de “cara de palo”, de escasas y lacónicas frases (algunos han contado sólo 17 líneas de diálogo) y puños calientes que ya lució en “Drive”, mientras que es Kristin Scott Thomas la que se lleva las mejores críticas por su papel de matriarca vengativa con ecos a Lady Macbeth, así como la labor de fotografía. Por lo demás se habla de una excesiva violencia y de una sucesión de imágenes surrealistas, abstractas y psicotrópicas, que si bien ofrecen un gran magnetismo visual, provocan que el director haya descuidado el guión y el desarrollo de la historia. La violencia bizarra de Tarantino y el onirismo estético de Malick se dan cita en una película que sufre las altas expectativas que se tenía depositada en ella y que parece no haber sabido combinar estilo y trama de la manera hábil que sí que consiguió su predecesora. Una cinta más cercana a "Bronson" o “Valhalla rising” que a “Drive” y que hace a muchos pensar si esta última fue un espejismo o golpe de suerte para la carrera del realizador danés, mientras que para otros así ya saben que es lo que van a ver exactamente para no llevarse a engaño. La cita final a Jodorowsky corrobora que ha podido más las ínfulas de autor que cualquier otra cosa. Un deslucimiento que se ha extendido todavía más en la Croisette con la ausencia de Ryan Gosling que se encuentra rodando su primera película como director.
Poco interés ha despertado “Grisgris” de Mahamat-Saleh Haroun, una de las escasas propuestas cinematográficas que llegan de la región del Chad en África. En su quinta película trata la historia de un joven que quiere convertirse en bailarín a pesar de la parálisis que tiene en una de sus piernas.
Fuera de concurso se ha visto “All is lost”, lo nuevo de J.C. Chandor (“Margin call”) que cuenta con Robert Redford como único protagonista de una cinta con pocos diálogos en la que interpreta a un veterano náufrago a la deriva en alta mar que tiene que luchar contra los elementos. Un solo hombre ante la inmensidad de la naturaleza en una época de exceso tecnológico. La cinta ha convencido por el trabajo de Redford y por mantener el ritmo en todo momento.
Nacho Gonzalo