Cannes 2012: Walter Salles no capta la esencia de Jack Kerouac y la bizarrada de Leos Carax
Querido Teo:
Sigue el Festival y continúan las decepciones. El plato fuerte de la jornada ha sido "On the road", la adaptación que ha hecho Jack Kerouac del clásico homónimo de la generación beat. Una de esas obras que todo el que la ha leído se ha imaginado en su cabeza, cosa que siempre dificulta la aceptación general. Se ha encargado de ello Walter Salles que parece impregnar este avance del espíritu de la novela así como de su película “Diarios de motocicleta” que, en cierta manera, también tenía algunos puntos en común con esta historia. Para ello se ha juntado nuevamente con José Rivera en el guión y con Gustavo Santaolalla en la música. “On the road” cuenta con la producción de Francis Ford Coppola, que se hizo con los derechos de la novela en la década de los 70 pero que nunca terminó de decantarse por llevarla a la pantalla. La cinta narra un viaje desenfrenado a finales de los años cuarenta lleno de vivencias y experiencias para tres jóvenes. Sam Riley, Kristen Stewart y Garrett Hedlund son el trío protagonista que dan vida a Sal Paradise, Marylou y Dean Moriarty, respectivamente. La cinta narra el viaje de Salvatore “Sal” Paradise, que recorre Estados Unidos de punta a punta; en su camino conoce a personas de naturalezas diversas y extrañas, entre los cuales se encuentran Dean Moriarty y su mujer, Marylou. El reparto lo completan Viggo Mortensen, Kirsten Dunst, Amy Adams, Terrence Howard y Steve Buscemi.
“On the road” ha tenido una recepción bastante fría destacándose que Salles se ha quedado en cierta superficialidad a la hora de retratar la novela. Uno de los aciertos es no haber tenido tapujos a la hora de retratar las relaciones sexuales con el protagonismo de una Kristen Stewart que no ha tenido ningún reparo en enseñar bien visiblemente sus pechos para las escenas con más carga erótica que, al menos, han contribuido a caldear un poco la fría acogida que ha tenido la cinta. Tampoco buenas críticas ha conseguido Sam Riley (que fue Ian Curtis en "Control") que sale perdiendo frente a sus otros dos jóvenes compañeros en ese papel bombón que es el de Sal Paradise. El espíritu de Kerouac se diluye en una correcta pero decepcionante adaptación demasiado larga, deshilachada y carente de profundidad y de ese espíritu loco e iniciático que tiene la novela.
“Holy motors” de Leos Carax aspira a ser la película de culto de esta edición ante la propuesta tan rompedora y bizarra que presenta. La cinta narra la historia de un hombre capaz de viajar entre múltiples vidas paralelas, un ser que viaja de vida en vida. A veces es un patrón, otras un asesino, un mendigo, una criatura monstruosa, un padre de familia, a veces es un hombre y otras una mujer, afortunado, desdichado, rico o pobre... DL parece desempeñar infinidad de papeles, meterse en la piel de un buen puñado de personajes, como si los representara, zambulléndose en cada uno por completo. ¿Pero dónde están las cámaras?. Su función está muy clara: es un asesino implacable que no tiene descanso, que se transforma para llevar a cabo cada caso sin importarle las consecuencias; es meticuloso, exigente y frío, y cada trabajo se lo toma muy en serio. Pero este tipo de vida tiene un precio: DL está solo, no tiene familia, tampoco puede descansar. Alguien que se abraza a vidas ficticias que calman sus impulsos pero sin ningún anclaje emocional de base en el que pueda resguardarse ante la adversidad. Surrealista y experimental trabajo, Carax seguro que genera estupor y sorpresa ante un Jurado que aquí si que tiene una propuesta muy diferente. La película está protagonizada por Eva Mendes, Denis Lavant, Kylie Minogue y Michel Piccoli. Una cinta que no oculta sus referencias evidentes al cine de David Lynch y al de Georges Franju pero que, ante la descolocante y marciana propuesta, está recibiendo calificativos de todo tipo tanto a favor como en contra, aunque la mayoría destacan la rallada supina y pretenciosa que se ha marcado Carax a pesar de unos golpes de humor que van desde los diálogos hasta ver a Eva Mendes como una réplica de Amy Winehouse o a Kylie Minogue a lo Jean Seberg en esta sucesión de realidades psicotrópicas. Eso si, a destacar el trabajo de Denis Lavant (el actor fetiche del director) que interpreta a una decena de personajes (desde un banquero, hasta una anciana gitana pasando por un albañil) que todavía convierte a la propuesta en más perturbadora y extravagante.
Nacho Gonzalo (Coronado)