BSO de "Lobezno inmortal"
Querido Teo:
Marco Beltrami se hace cargo de la música de "Lobezno inmortal" para la que se ha servido de múltiples referencias a la música de la segunda mitad del siglo XX, así como a sonidos propios del folklore japonés, los cuales reelabora para adaptarlos a una banda sonora de acción, lo que quizás los desvirtúa, y es una pena.
Pero empecemos por las comentadas referencias a compositores y obras de la segunda mitad del siglo pasado. Llama la atención el Threnody for Nagasaki (track 2) que pretende ser un canto fúnebre por las víctimas de la ciudad, y que es un plagio descarado –ahora se dice "homenaje"– del Threnody for the victims of Hiroshima, escrito por el compositor polaco Krzysztof Penderecki en 1961, una de las piezas más impresionantes escritas en esa época por su dureza, y una pieza muy cinematográfica también, sin ir más lejos se escuchaba en el plano secuencia de “Hijos de los hombres” mientras corríamos con Clive Owen en medio del campo de batalla.
Los sonidos “japoneses”, o un remedo que recuerda a los mismos (percusión y cuerdas sobre todo), pretenden dar el toque exótico y localista a una banda sonora que se pierde en el caos de la acción, donde se mezclan con sonidos electrónicos creando un maremágnum sonoro difícil de soportar, como ocurre en el track 4, Logan’s run (vamos a obviar lo referente del título), o el 7, Funeral fight, donde pese a una buena idea de partida, todo se revela vacío y carente de sentido a medida que el bloque avanza.
Por supuesto, además de los instrumentos, las escalas y las armonías utilizadas por Beltrami también recurren al cliché japonés. Y aunque eso no es necesariamente malo (John Williams lo hizo en la maravillosa banda sonora de "Memorias de una geisha"), sí es cierto que en este caso el autor no se arriesga, busca el lenguaje reconocible para que el espectador diga “uy, qué japonés todo”, olvidándose de aportar nada más.
El tema principal se puede escuchar en el track 15, The wolverine, y aunque su presencia es recurrente, tampoco es fácilmente identificable. Por increíble que parezca, llega a recordar al de Batman de Zimmer.
Los puntos positivos, que los hay, se centran sobre todo en el uso de la disonancia para conseguir una partitura dura al oído que, sin embargo, funciona muy bien en combinación con las imágenes (y al fin y al cabo ese es su cometido principal). También destacables son los momentos más calmados, donde Beltrami demuestra su habilidad como compositor (todavía recuerdo la música que escribió para el funeral del padre de Hellboy y se me ponen los pelos de punta). La pena es que estos momentos son brevísimos: Goodbye Mariko (track 20) es la mejor muestra, apenas un minuto de emoción contenida que no llega a desbordar porque el metraje no le da tiempo para ello.
Beltrami se adapta a las exigencias de la industria en “Lobezno inmortal”, demuestra que sabe hacer mucho más de lo que le dejan, y también que cuando hace falta puede convertirse en un engranaje más de la apisonadora al servicio del blockbuster. ¿Por qué lo más impresionante es la quietud el Whole step Haiku que cierra el disco? Porque son los créditos finales, ya no importa lo que haga, la película ya ha pasado y esta pequeña joya se perderá entre los ruidos de la gente saliendo de la sala. Otra banda sonora que se va a la categoría del “lo que pudo haber sido si le hubiesen dejado”. Una pena.
Datos técnicos:
The wolverine
Marco Beltrami
Sony Music Entertainment
Número de tracks: 22
Oigamos algunos fragmentos de la banda sonora.
Threnody for Nagasaki (Track 2)
Logan's run (Track 4)
Funeral fight (Track 7)
Ninja quiet (Track 13)
The wolverine (Track 15)
Goodbye Mariko (Track 20)
Whole step Haiku (Track 22)
Alejandro G. Villalibre