"Aguas oscuras"
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El argumento: Inspirada en una impactante historia real, un tenaz abogado descubre el oscuro secreto que conecta un número creciente de muertes inexplicables con una de las corporaciones más grandes del mundo. En el proceso, arriesga todo: su futuro, su familia y su propia vida, para sacar a la luz la verdad.
Conviene ver: "Aguas oscuras" viene con el aval de Todd Haynes pero eso también supone su mayor losa ya que el problema de la cinta es que es un procedimental que suena a ya visto muchas otras veces y en la que el director tampoco imprime su sello quedando camuflado por el desarrollo de una cinta tan efectiva como poco memorable. Uno de esos thrillers deudores del cine de los 70, 80 y 90 con pullas al capitalismo, tratando sobre la corrupción medioambiental con un ahínco digno de Erin Brokovich, y que en su factura destaca sobre la media por el hecho de contar con la elegante fotografía de Edward Lachman que remarca ese tono gris de desesperanza y desamparo frente a un sistema gobernado por los poderosos que deja a los demás a su suerte. Una historia real sobre la contaminación de las aguas de un río a causa del teflón, compuesto por PFOA, también conocido como C8, material utilizado para sartenes y otros productos, que llevaron a una serie de muertes frente a la opacidad y corruptelas de las grandes corporaciones partiendo a raíz de la denuncia de un granjero que ve que algo raro está pasando con sus vacas. "El último testigo", “Silkwood”, “Acción civil” o “El dilema” son sólo algunos de los títulos que se vienen a la cabeza cuando se ve la cinta restándole la complejidad que esta temática podría acarrear. La acción abarca 20 años y en su desarrollo se refleja ese hastío de los más débiles frente a los caprichos de los que mandan, desde los despachos más lúgubres a los escenarios más domésticos. Esa indignación adormecida por la rutina y por el hecho de saber que, a pesar del idealismo, siempre terminan ganando los mismos. Una puesta en escena más que digna aunque poco novedosa que deriva en thriller judicial que plasma lo farragoso del sistema, siempre prevaleciendo frente a la épica de la oratoria, partiendo de una escena nocturna en el lago que no pone las cartas sobre la mesa sino que inunda de atmósfera asfixiante el conjunto en esa lucha de un Atticus Finch contemporáneo, un abogado corporativista que se pasa al otro lado para luchar frente al poder representado en la industria petroquímica DuPont y los residuos tóxicos con los que dejó dañada y a su suerte a la zona de Parkersburg (Virginia), sin ningún control o aviso a las autoridades medioambientales generando toxicidad cancerígena provocando enfermedades y muertes a su paso. Una propuesta que reivindica la figura del abogado como servidor del pueblo más que corporativista ladino y que encierra ese mensaje de rabia ciudadana tan actual de cómo el progreso industrial ha provocado que el pretendido bien general sea a costa de sacrificar la salud de otros con la aquiescencia y conocimiento de las autoridades que no pueden más que aprovecharse de la burocracia y la lentitud de la justicia para que así los pobres afectados desistan bien por falta de medios o de paciencia. Mensaje efectivo y descorazonador sobre nuestro tiempo bien resuelto por un Todd Haynes que no necesita brillar a su nivel habitual para demostrar su oficio en una cinta que, si bien quedará perdida entre los títulos de su filmografía, no deja de ser interesante y pertinente con un notable, y tan sobrio como auténtico, Mark Ruffalo, siempre perfecto en su natural contención de hombre corriente, a la cabeza junto a Anne Hathaway, Tim Robbins y un magnífico Bill Camp. Un drama legal sobrio, intenso y con poder de denuncia y mensaje ecologista que deberían ver muchos negacionistas sobre esta materia pertenecientes a la clase política ante las terribles consecuencias que ya se ven en el horizonte. Una lección de cómo frente al poderoso y a los vicios del sistema la única manera es permanecer unidos, no dejar de alzar la voz y mantener la persistencia en la lucha de lo que uno cree.
Conviene saber: Todd Haynes se interesa por el artículo de Nathaniel Rich de The New York Times dejando de lado el cine de época.
La crítica le da un SEIS