"A ciegas", Sandra Bullock frente a los instintos suicidas
Querido Teo:
"A ciegas" se ha convertido en el gran éxito de Netflix en el cambio de año. Para una plataforma poco dada a anunciar sus datos de visionados, en este caso no ha dudado en proclamar que sólo en su primera semana se habían superado los 45 millones de cuentas que habían decidido meterse en vena (contabilizado según Netflix siempre que se viera como mínimo el 70% del metraje) la nueva cinta protagonizada por Sandra Bullock y que, al contrario que "22 de Julio" o "Roma", ha seguido la misma estrategia que con “Aniquilación” y “La balada de Buster Scruggs” estrenándose directamente en Netflix sin pasar por salas. Por su empaque, género, el contar con la oscarizada actriz como estrella y productora, y con Susanne Bier a los mandos de la dirección, hubiera merecido también hacerse un hueco en la cartelera a pesar de la incesante y agotadora oferta que hace encontrar algo más de respiro en la plataforma de visionado online acompañado de la tranquilidad del hogar.
“A ciegas” no es una película especialmente rompedora ni en temática ni en recursos pero bien es verdad que garantiza un rato muy entretenido aunque las comparaciones con “Un lugar tranquilo” sean odiosas. Y es que si en la segunda película como director de John Krasinski veíamos a una familia en un entorno postapocalíptico, marcado por un necesario entorno silente para no ser arrollado por unas extrañas criaturas profundamente sensibles al más mínimo sonido, aquí vemos como de la noche a la mañana se forma una espiral de caos ante el hecho de unas desconocidas presencias que provocan a quien lo ve el deseo irrefrenable de terminar con su propia vida por encima de quien sea.
Es ahí donde la película no sólo entronca con la citada cinta de Krasinski sino con otros referentes como “Hijos de los hombres” o “La niebla” sobre todo por el hecho de que parte de la acción se desarrolla en una casa de dos pisos que, si bien podría pertenecer a una sitcom de los 90, es el escenario del encuentro ante la desesperación y el desconcierto de un grupo de personas de todo tipo en el que entenderse, cooperar y no ser fruto del pánico o del egoísmo es fundamental hasta para emprender una expedición en coche hacia un supermercado con el GPS como guía pero con todos los cristales tapados.
El éxito de la propuesta, que adapta la novela de Josh Malerman, y que todavía encierra un mensaje mucho más apesadumbrado sobre la condición humana en la resolución de la historia, es no utilizar una propuesta narrativa convencional sino intercalar dos horizontes temporales distintos que nos llevan de lo ocurrido en esa casa, cuando se inicia el estallido de esta amenaza, a cuando cinco años después la protagonista y sus dos hijos (ante un panorama ya mortuorio en el que sólo los enajenados son inmunes a esas visiones) inician río abajo una travesía mientras el hilo de la esperanza es cada vez más fino llevando al personaje de Sandra Bullock, llamada Malorie, a una lucha por supervivencia digna de la del protagonista de “El renacido”.
A lo largo de dos horas esta cinta de Susanne Bier llena de tensión fílmica las páginas de la novela de Malerman de casi 300 hojas contando como factor el pánico que provoca lo que no se puede controlar, como en este caso es el de unas presencias (que en la película nunca se revelan pero que sí aparecen intuidas de manera anecdótica en los dibujos que lleva a cabo con desespero uno de los personajes) que generan más terror por lo que se sugiere más que ppr lo que se muestra. Ese ritmo se maneja de manera notable y, como decimos, sin ofrecer nada especialmente novedoso y revolucionario la cinta sí que logra que sea muy difícil quitar los ojos de la pantalla. Y es que el espectador empatiza con la protagonista por ese impulso de agarrarse a la vida con resistencia frente a la amenaza de la muerte, sentimiento emocional que provoca que Malorie sea incapaz de poner nombre a sus hijos ante la posibilidad siempre constante de perderlos en cualquier momento.
El equipo se completa con el guión de Eric Heisserer (nominado al Oscar en 2017 por “La llegada”), la música del tándem formado por Trent Reznor y Atticus Ross (“La red social”) y en el reparto encontramos a Trevante Rhodes (“Moonlight”), John Malkovich, Jacki Weaver, Sarah Paulson, Tom Hollander, BD Wong, Rosa Salazar y Lil Rel Howery. Toda una aventura de terror psicológico e instinto de supervivencia para poder disfrutar en casa que aunque tiene su aroma a proyecto de encargo no debería de ser tomado como un título menor en la carrera de Bier, ya que cumple con creces lo que promete, ni tampoco para una Sandra Bullock que ha espaciado sus apariciones pero que sigue luciéndose con personajes maduros y de poso dramático en los que destila humanidad y fuerza frente a la adversidad de los elementos imprevistos con los que le ha tocado combatir.
Nacho Gonzalo