50 películas que hay que ver antes de morir: "Casablanca" (1942), contra todo pronóstico
Querido diario:
Junto con "Lo que el viento se llevó" y “Ciudadano Kane”, "Casablanca" completa el trío de películas más exhaustivamente estudiadas, pero es la única de las tres que no fue presentida como importante. Nadie, desde el director al productor o los actores, sintió estar participando en una película especial. Ingrid Bergman jamás pudo comprender la razón de su éxito. Felicitada por su actuación en numerosas ocasiones, solía sonreír pacientemente para decir después: «Bueno, fue una experiencia muy extraña. Nunca estábamos seguros de lo que estaba pasando...». La producción de las tres grandes películas superó dificultades terribles que, en el caso de “Casablanca” comenzaron desde el mismo nacimiento de la historia.
Murray Burnett, un profesor de inglés neoyorquino con aspiraciones a escritor teatral, viajó por Europa con su esposa en el verano de 1938 y cuando llegaron a Viena, se encontraron con una pesadilla. Hitler había invadido Austria, los vieneses parecían encantados, el himno nazi sonaba en cualquier parte y en cualquier momento, igual que el retumbar en las calles del paso de la oca de los soldados. Asistieron asombrados a una semana de violencia antisemita y cuando la pareja abandonó Viena, llevaban todos los objetos de valor que les habían confiado los parientes judíos de la esposa. En su siguiente destino, la costa azul, encontraron que nadie deseaba escucharles: «… les decía: "Mirad lo que está sucediendo... ¿Qué demonios os pasa?". Pero se marchaban corriendo. Se daban la vuelta, encontraban excusas; y acababa por quedarme solo. Aquellas personas no querían oír lo que les decía». Una noche, los llevaron a un club nocturno, un remanso de alegría y despreocupación, un negro norteamericano tocaba el piano. "¡Qué escenario para una obra de teatro!", recordaba el escritor haber dicho a su esposa. Meses después comenzaba la escritura de “Todo el mundo viene a Rick’s”. El protagonista era un vehículo para afirmar que la neutralidad moral no existe. El título “Everybody comes to Rick's”, servía para indicar que ante ciertos hechos, hasta en el ambiente más frívolo, todo el mundo antes o después tiene que tomar una decisión. Los elementos básicos estaban listos: el club nocturno en una ciudad ambigua y peligrosa; el expatriado estadounidense que se esconde de si mismo por su pasado; el oficial amoral del régimen de Vichy y el inmoral de la Gestapo; los salvoconductos; el líder heroico de la resistencia, y la heroína dividida entre el hombre que ama y el que venera. Antes de que alguien se interesara en llevar la obra al escenario, un “ojeador” de Warner Bros en Nueva York envió una copia del libreto al departamento de lectura. Llegó el 8 de diciembre de 1941, y nadie le prestó atención porque era el día después del ataque japonés a Pearl Harbor, pero a la semana siguiente Hal Wallis, director de producción del estudio y mano derecha de Jack Warner, leyó el informe habitual sobre los envíos recibidos, recomendando su adaptación. El productor le vio posibilidades comerciales y lo primero que hizo fue renombrarlo “Casablanca”, pensando en un gran éxito anterior del Estudio, y aunque no se esperaba tanto como de la hermosa y profunda “Argel” de Hellman, era el momento de hacer cine patriótico y antinazi.
Para el perfil del protagonista encajaban pocos nombres de la factoría Warner. James Cagney ya había anunciado su marcha del estudio y George Raft estaba suspendido de empleo y sueldo por su negativa a trabajar en la película que el Estudio deseaba. Sólo quedaba Bogart, el preferido de Wallis, al que gustaba su combinación de dureza y humor. El Rick del libreto teatral pasó de ser un hombre casado, abogado expatriado a causa de un escándalo y refugiado en la bebida, para transformarse en un idealista que esconde una herida sentimental y un pasado antifascista; un cínico descreído pero de parte de los débiles. Bogart tenía por fin un papel hecho a la medida, no uno que otros hubieran rechazado antes. La personalidad de Rick fue sumando elementos hasta ofrecer en su presentación un tablero de ajedrez, un vaso de vino, un cigarrillo a medio fumar y un pagaré por una deuda de juego que se acepta con unos trazos enérgicos de lápiz negro, «O.K. Rick», para transmitir al público, antes siquiera de ver al personaje, que está ante un aficionado a la estrategia, vividor y que controla la situación. La cámara retrocede entonces hasta un plano medio de Bogart, que fuma frunciendo los labios, concentrado en el juego, mientras la iluminación cenital convierte sus ojos en pozos inexpresivos. Un personaje duro y escéptico, pero que iría mostrando también idealismo y comprensión, dispuesto a superar las traiciones creyendo en el futuro, aunque enemigo letal cuando era necesario. La elección de la protagonista llevó más tiempo: «Traten de conseguir a una chica extranjera para ese papel», fue el consejo de los gemelos, añadiendo : «Una americana con un buen par de tetas también servirá», pero tras pensar y rechazarse varias candidatas para emparejar a Humphrey Bogart, surgió la posibilidad de Ingrid Bergman, la actriz sueca de veintisiete años, que ya llevaba más de dos en Hollywood, con buenas críticas en sus tres películas hasta ese momento, pero sin ningún éxito de público. Eso implicaba uno de los intercambios habituales entre Estudios y sus actores contratados, porque Ingrid era “propiedad” de David O. Selznick. El todopoderoso productor era el que más necesitaba un acuerdo como aquel. Poseía información privilegiada sobre la actitud favorable del gobierno sueco a una alianza con Alemania e Italia, ya el enemigo, y la actriz sueca no daba señales de pretender hacerse estadounidense, lo que podía convertirla en “non grata” para Hollywood si su país natal se sumaba al nazismo. A cambio Warner le prestaría a Olivia de Havilland y cobraría por Bergman más de lo que le pagaba.
Su incorporación al reparto obligó a cambiar la personalidad original de la heroína, una mujer dura, refinada, cosmopolita y con muchos amantes, eliminando toda opción sexual entre los protagonistas y adaptándose a su imagen de muchacha sana de mejillas sonrosadas y decoro virginal. Como las restricciones de gasolina y material eran ya un hecho a causa de la guerra, la película será filmada casi íntegramente en los terrenos de Burbank, aprovechando todo lo posible decorados y espacios ya construidos. Una semana antes de comenzar el rodaje la situación era de todo menos prometedora. Bogart y Bergman no veían manera de abandonar la película, pensaban que el diálogo era ridículo y las situaciones increíbles. El papel de Rick era el más largo, tener que cambiar sus diálogos constantemente acabó por irritar a Bogart que se crispaba sin decir nada, aunque a veces se daba la vuelta y salía del decorado para dejar bien clara su opinión y evitar discutir agriamente con Curtiz que seguía su estilo de perder con frecuencia los estribos entre palabrotas, aunque sin perder, desde sus días de director de películas mudas, la capacidad para ver cuándo las palabras eran superfluas. Según una anotación en el guión, una inclinación de cabeza hecha, «de manera casi imperceptible» por Rick, es un plano crucial porque con esa inclinación, Rick autoriza a la orquesta a que toque La Marsellesa”, dando el pie a una escena en la que los refugiados, clientes de Rick, erguidos en pie, ahogan con sus voces a las de los soldados alemanes. La secuencia no tiene una sola frase de diálogo, pero anuncia el regreso del héroe a la batalla, el momento en que acepta que tiene que tomar partido. La escena fue emocionante para muchos de los actores, que tenían familiares en los campos de concentración o que habían sido asesinados en las cámaras de gas. Un testigo fuera de cámara lo recordaba, «Les veía las caras. Estaban llorando.» «Hágalo con la orquesta al completo», le dijo Wallis al director musical, «y todos los músicos que hagan falta.»
"Casablanca" sólo comenzó a valorarse al ver el primer montaje de trabajo, aunque en el preestreno el 22 de septiembre en dos cines gustó al público, no mostró demasiado entusiasmo, e incluso algunas tarjetas señalaban que se debería ver a Rick y Louis escapando de Casablanca, ya que parecía que serían arrestados en cuanto regresaran a la ciudad. Entonces la situación mundial echa una mano a la película que ya está lista cuando a principios de noviembre 35.000 hombres desembarcan en tres puntos de la costa cercanos a Casablanca. La resistencia de las tropas francesas dura dos días, en los que todo el pueblo estadounidense se entera de dónde está la ciudad marroquí y ya nadie podrá creer que se trata del nombre de una cerveza mejicana, como había sugerido un directivo de la Warner. El estreno neoyorquino se hizo el día de Acción de Gracias, con ex combatientes de la Legión Francesa y veteranos de la campaña norteafricana desfilando desde su cuartel general en la Quinta Avenida hasta el cine, donde hubo discursos de sus líderes, y en el vestíbulo instalaron mesas de reclutamiento para los jóvenes que desearan alistarse para liberar Francia y cuando Roosevelt, Churchill y De Gaulle se reunieron en Casablanca ya nadie dudó de que la película batiría el récord de recaudación.
Tras un lleno completo en el estreno, se agotaron todas las entradas hasta final de año y a mediados de febrero, estaba en doscientas pantallas de cine norteamericanas. El propio presidente encargó una copia para que la vieran sus invitados en la fiesta de Nochevieja de ese año. A nadie sorprendió ya que fuera nominada para ocho premios de la Academia (Ingrid no estaba entre las nominaciones). Ganó tres por mejor película, director y guión. El éxito será absoluto, el segundo más grande del año en la Warner, con una recaudación en Estados Unidos de más de 4 millones de dólares y unos beneficios finales globales de casi 6. El inevitable proyecto de secuela titulada "Brazzaville", el nombre de la guarnición de la Francia Libre que Renault sugería a Rick al final de la película, con la inclusión de una ambigua relación amorosa entre Rick y María, fanática franquista que arriesgando su vida y su fortuna se ha convertido en un poderoso peón alemán, se quedará en el tintero. Umberto Eco, cuando ya la televisión había convertido a la película en un mito, la valoró como una «orgía de sacrificados arquetipos» milagrosamente conjuntados, una película «hecha fortuitamente, probablemente a sí misma, si no realmente en contra de la voluntad de sus autores y actores, sí al menos más allá de su control.» Por este motivo, cercano al misticismo de lo sobrenatural, ha quedado convertida en cine por encima del cine.
Esta noche puedes ver la guinda final de este serial a las 22:00 en TCM (dial 46 de Digital +).
Canciones para un programa de radio que ya no está 🙁
Primera Hora
101 - Death Cab For Cutie - Crooked Teeth.
102 - Simple Minds - Belfast Child.
103 - Son Volt - Windfall.
104 - Devendra Banhart - The Charles C. Leary.
105 - The Sunday Drivers - On My Mind.
106 - The Evens - Cache Is Empty.
107 - Funkadelic - Maggot Brain.
108 - Farin Urlaub - OK.
109 - Athlete - Tourist.
110 - Josh Rouse - Quiet Town.
Segunda Hora
201 - Coldplay - Violet Hill.
202 - The Fray - How to Save a Life.
203 - Stereophonics - Have A Nice Day.
204 - Travis - Love Will Come Through.
205 - Keith Richards - Make No Mistake.
206 - The Zephyrs - Stargazer.
207 - Amadou & Mariam - Sabali.
208 - The Killers - When You Were Young.
209 - The Postal Service - We Will Become Silhouettes.
210 - The Shins - New Slang.
[Bonus Track] The Decemberists - A Bower Scene.