50 películas que hay que ver antes de morir: "Bonnie y Clyde" (1967), pareja mítica
Querido diario:
En 1967 “Bonnie y Clyde” y “El graduado”, dejaron desconcertada a una industria del cine gobernada por los hombres que mandaban en el sistema de grandes Estudios. Los sesenta encontraron al mando de 20th CenturyFox a Darryl Zanuck con sus sesenta y tres años; Adolph Zukor tenía noventa y dos, y todavía estaba en la junta de Paramount en 1965; Jack Warner dirigía Warner Bros con sus setenta y tres y ya pensaba en vender sus acciones y largarse al palacio que se había construido en la Costa Azul, cuando Warren Beatty se presentó con la historia del par de gangsters. El actor necesitaba hacer “Bonnie y Clyde”, para intentar recuperarse del fracaso de “Esplendor en la hierba”, porque no le impedía considerarse heredero de Marlon Brando, James Dean, o Montgomery Clift.
Beatty llevaba tres años con Leslie Caron, a la que había conocido a principios de 1963 en una cena en Le Bistro, un restaurante de Beverly Hills, y otra cena con ella le puso en las manos la historia de la película. Los dos se reunieron en París con Truffaut, que le habló al casi treintañero Warren de "Bonnie y Clyde", un guión que le habían enviado y que él no haría. Warren leyó el guión y comenzó el viaje de director en director y de Estudio en Estudio. Había un menage a trois complicado y una ambigüedad moral nada convencional.
Warren consiguió el dinero de Jack Warner que, meses después se sentó en su sala de proyección para verla. Los implicados en la película que estaban presentes sabían que Warner tenía problemas de vejiga y que aguantaba más o menos según se sintiera interesado. Se levantó tres veces y al final dijo: “¿Qué coño es esto?”. No había estrellas, todos parecían gente corriente, duraba más de dos horas, se perdía el tiempo en detalles cotidianos como contar hasta el último centavo de un cambio. A Warner le pareció literalmente una mierda de película.
Días después pasaron la censura de la Legión de la Decencia Católica, encabezada por un sacerdote, quien juró una y otra vez que Dunaway no llevaba bragas en la escena inicial, cuando baja corriendo la escalera. Recuerda Beatty: “Hizo que le pasaran la escena no sé cuántas veces, mientras decía: “¡Oh, no, le he visto un pecho!” Y nosotros le decíamos: “No, padre, sólo es el vestido, es seda.” Y él insistía: “¡No, no, le he visto un pecho! ¡Esperen, creo que le he visto un pezón!” Y nosotros le decíamos: “No, padre, sólo es un botón.”»
El Estudio pensó en estrenarla de tapadillo en un autocine de Texas, y Warren montó un pase para personas representativas del mundo del cine entre los que estaban Wilder, Zinnemann o Sam Goldwyn. Cuando terminó el silencio duró unos segundos y luego estallaron los aplausos, mientras alguien gritaba: “Amigos, Warren nos acaba de dar a todos por el culo”.
La crítica de Nueva York fue quién “enfiló” a la película por falta de valores, a pesar de que el público asistente al Festival de Montreal donde se presentó aplaudió hasta hacer salir a director y actores al escenario varias veces. Pero una de las pocas mujeres dedicadas a la crítica, amiga de novedades y del pensamiento de izquierdas la salvó, no sólo convenciendo a algún otro crítico de retractarse de su primera impresión, sino dedicándole casi diez mil palabras en el New Yorker. La compensación funcionó, aunque calificara a Warren de actor mediocre, hasta que le conoció y fue seducida.
Se estrenó malamente y en dos meses la peli había muerto en los cines usamericanos, pero esa Navidad se estrenó en Inglaterra y fue más que un éxito, todo el mundo hablaba de ella, la boina hizo furor, el Time la sacó en portada, y Warren presionó al Estudio hasta conseguir que se volviera a poner, en una época en que eso era impensable.
La película volvió a estrenarse el día en que se anunciaron las nominaciones de la Academia y obtuvo diez, haciendo que Warner la estrenara en trescientos cuarenta cines. A finales de 1967 había recaudado dos millones y medio de dólares limpios. En 1968, cuando volvieron a estrenarla, la suma ascendió a dieciséis millones y medio. La película se convirtió en una de las veinte más taquilleras de todos los tiempos.
Esta noche puedes disfrutarla a las 22:00 en TCM (dial 46 de Digital +)...
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