Querido diario:
En 1993 todos los espectadores del mundo conocieron a uno de los personajes mejor deshumanizados del cine, se llamaba Amon Goeth, y el actor que lo encarnaba
Ralph Fiennes. Lo hacía tan brillantemente que, en cuanto él aparece en pantalla, el resto de los actores que están a su alrededor desaparecen inmediatamente. Sólo unos pocos sabían que era un actor británico, seguro de su vocación teatral desde los veinte años, y otro más de la gran cuadra de la Royal Shakespeare Company.
Hasta que hizo “La lista de Schindler”, apenas podía sonar su cara porque sólo había estado en una pantalla desde el año anterior, como Heathcliff en otra nueva versión de “Cumbres borrascosas”, también en “El niño de Macon”, que vio menos gente.
Todos admiraron su capacidad para meterse en el oficial nazi de pensamiento totalitario, muy sobornable, pero con un toque de humanidad lejano que parecía poder justificar algo, hasta que demostraba que cuando mal y virtud van juntos acaba ganando el segundo, ya que ni siquiera el argumento de que el poder imperial produce más placer si se perdona una vida pudiendo no hacerlo le convence de dejar de jugar al tiro al blanco con los recluidos en “su campo” de concentración.
Fiennes es un maestro en expresar ambivalencia moral y es lo que hizo también, aunque de forma menos explícita, en “Quiz show: el dilema”. Entonces le llegó la historia que lo dejaría fijado en todas las retinas.
Desde el punto de vista de los estudios, “El paciente inglés” era una mala apuesta. El presupuesto era de cuarenta millones para ambientar la Segunda Guerra Mundial en Italia y África. La historia no era para los dos románticos del momento, Tom Cruise y Julia Roberts, sino para dos actores con menos tirón según los ejecutivos. Un hombre con quemaduras muy graves, confinado en su lecho de enfermo, le cuenta historias a una enfermera francesa en una villa italiana en ruinas.
«No era un argumento muy gracioso», recordaba años después el entonces director inexperto Minghella. «En todas partes tropezábamos con una cordial indiferencia. Yo tampoco la habría comprado.»
Pero Ralph impuso su delgadez aristocrática, ojos verdes sufrientes, sobriedad de gestos, y facilidad para transmitir cierta aureola mística. Su papel le llevó a entrar en buen lugar en las listas de los jefes de reparto cuando se necesitaba personajes románticos, a ser posible consumidos por sentimientos de culpa, y atrapados en amores difíciles, que son los que interesan porque no dan envidia y estimulan a los amores corrientes.
¿Recordamos más de Ralph? Pues si, con esto….
RalphFiennesAlbumsecreto.mp3
Pincha la estrella para saber sus movimientos....
Qué decir de semejante actor...solo puedo decir que, aunque he visto muy pocas películas suyas (no he visto ni ´´La lista de Schindler´´ ni ´´El jardinero fiel´´) es mi actor favorito junto a Kate Winslet así que imagina las ganas que tengo de ver ´´The reader´´...
Vi a Ralph Fiennes en el Swan Theatre the Stratford upon Avon, estaba interpretando la obra Brand, y fue fantástico, es un actor de pies a cabeza.