“La soga” (1948) narra el estrangulamiento de un inocente por dos individuos que aspiran a convertirse en el "superhombre" de Nietzsche, esto es, en aquel que es capaz de crear sus propios valores y no seguir al rebaño o aquel cuya inteligencia y voluntad le autorizan a saltarse las reglas que sólo valen para los débiles.
La película es, además, un alarde técnico y una violación flagrante de la ley más elemental del cine, la de que el cine es montaje, ya que la acción transcurre toda en un solo plano-secuencia. No hay ningún corte que interrumpa la acción, aunque como los rollos de cinta tenían una duración limitada, cada aproximadamente 10 minutos, el director hacía pasar a un personaje por delante del objetivo de la cámara para así poder fundir en negro, cortar y cambiar de rollo sin que se notara.
Esta cinta, basada en la obra teatral de Patrick Hamilton, es en la que por primera vez colaboran Hitchcock y Stewart. El actor nos aparece por primera vez en una venerable madurez, no ocultando sus canas ni su aire de maestro experimentado, precisamente en este caso como el ex profesor universitario de esos jóvenes que pretenden dar ese golpe de superioridad cerebral que para ellos es eliminar a un semejante.
A pesar de ser la estrella de la función (término muy adecuado teniendo en cuenta el origen y estética del film), Stewart sólo aparece en la segunda parte de la cinta como el profesor que plantea las dudas morales a los protagonistas y que finalmente descubre su atroz misión.
Con el tiempo, la película supondría el evidente cambio de registro que Jimmy supo dar. Fue su primera cinta realmente oscura (gracias a convertirse en “chico Hitchcock”) y con ella dejaba atrás su imagen de joven honrado y noble para dar paso a personajes más maduros y, en ocasiones, dotados de mucha más cerebralidad. “La soga” sería finalmente el punto de inflexión que asegura una carrera larga y heterogénea, sólo al alcance de los realmente grandes.
Desde su primera edición en 1946 el Festival de Cannes se ha convertido en uno de los eventos más prestigiosos e influyentes de la industria cinematográfica. Además, ha logrado evolucionar para convertirse en mucho más que una simple muestra de películas, sino en una verdadera vitrina del cine mundial. Fue impulsado por Jean Zay, por aquel entonces Ministro de Educación Nacional y Bellas Artes en Francia, que quiso crear un Festival que compitiera con la Mostra de Venecia, en ese momento reservada a la exhibición de películas fascistas y nazis. Estamos hablando de 1939, año en el que estaba previsto el inicio del Festival de Cannes, pero tuvimos algo que se llamó Segunda Guerra Mundial y se canceló.
La figura del Papa, como símbolo máximo del poder espiritual en la Iglesia Católica, ha sido objeto de diversas representaciones cinematográficas a lo largo de la Historia, reflejando tanto la veneración como la crítica hacia la institución. Lejos de limitarse a un simple reflejo de las tensiones internas del Vaticano, son un espejo de los grandes dilemas sociales, políticos y culturales que han marcado las transformaciones del mundo contemporáneo. Desde visiones idealizadas que exaltan la pureza moral y la sabiduría divina, hasta retratos críticos y humanizados que destapan las contradicciones inherentes al poder y la fe, el cine ha convertido el papado en un terreno fértil para explorar temas universales como la lucha por la redención, la fragilidad humana, la corrupción moral y el conflicto interior. En este proceso, las representaciones cinematográficas del Papa no sólo ilustran el complejo equilibrio entre lo sagrado y lo mundano, sino que también ofrecen una profunda reflexión sobre la naturaleza del poder, la responsabilidad y la esperanza, posicionando al Papa como una figura constantemente sometida a los desafíos de la humanidad.
Los que hemos disfrutado con la serie "The marvelous Mrs. Maisel" no dudábamos de que la siguiente serie del equipo que la creó valdría la pena y así ha sido. "Estrella (Étoile)" es una exhibición de talento de actores y productores para parodiar un mundo repleto de talento y egos desmesurados, divertidos, a menudo imposibles.
“Thunderbolts*” ha recuperado cierto favor crítico para Marvel pero eso no se ha traducido en fervor taquillero. Son 76 millones de dólares que llevan a un acumulado de 162 millones y que mejoran los debuts USA de "Eternals" (71,3 millones), “Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos” (75,4 millones) o “Ant-Man y la Avispa” (75,8 millones), lejos de los peores estrenos de Marvel, pero que dejan patente que esta generación de nuevos vengadores no tiene ni el interés ni el magnetismo que los primigenios.