Querido diario:
Deborah Kerr en "Té y simpatía", de Vincente Minnelli, le decía a su partenaire: "Dentro de muchos años, cuando hables de esto, y lo harás, sé amable".
Aquello era en 1956 y han pasado más de cincuenta años para que todos hablemos de ella un par de días, con toda amabilidad.
Tuvo años de grandeza popular, reinaba en Hollywood desde que casi le cuesta una apoplejía al dueño del Estudio cuando le dijeron que la escocesita virginal sería la adúltera provocativa en "De aquí a la eternidad". Alcanzó tanto respeto que tipos duros como Kirk Douglas o Robert Mitchum, firmaron películas a ciegas por estar ella o viajaron en malas condiciones hasta Australia para trabajar a su lado. Estuvo en la terna que se propuso a Rainiero de Mónaco como posible consorte. Natalie Wood y Grace Kelly eran las otras dos. Al menos eso se escribió ante la intervención de uno de los asesores personales del Príncipe, el cura Francis Tucker, muy bien relacionado en el Vaticano y en los círculos católicos norteamericanos.
El padre Tucker parece que fue el que tuvo la idea, o al menos la apoyó, de que Rainiero se casara con una actriz de Hollywood, a ser posible católica y con una familia bien situada.
Aquí tienes un viaje de audio que la recuerda….
MemoriamDeborahKerr.mp3 |