Centenario Katharine Hepburn: "Adivina quien viene a cenar esta noche", la escena
21 de Agosto de 2007
Querido primo Teo:
“Adivina quien viene a cenar esta noche” (1967) es una de las películas más bonitas de todos los tiempos. Si, en un tiempo en el que ese calificativo está totalmente desvirtuado podemos señalar sin equivocarnos a esta película como una buena y bonita película, que no cae en los sentimentalismos baratos y que es un canto a la tolerancia racial y personal.
No sabemos si fue el cine el que cambió a Katharine Hepburn, pero a lo largo de todo este serial estamos comprobando como la Hepburn cambió al cine más de lo que pudiera parecernos. Si no, no se explicaría como la Hepburn se erigía como mascarón de proa de un cine que aunaba dentro de su convencionalidad un gran grito a favor de la modernidad y de la defensa de causas sociales tan aletargadas en esos años como la igualdad de sexos ("La mujer del año" o "La costilla de Adán"), la homosexualidad ("De repente, el último verano") o los prejuicios raciales llevado magistralmente en esta película que supuso la novena y última película que rodaron juntos Kate y Spencer Tracy.
Katharine llevaba casi una década alejada del cine, periodo en el que sólo había rodado “Larga jornada hacia la noche” (1962), su relación con Spencer era cada vez más fuerte debido a la necesidad. El actor cada vez estaba más enfermo, con múltiples problemas en órganos vitales como el corazón, el hígado o los pulmones, por lo que Kate se fue alejando de su carrera y de sus amigos para estar todo el tiempo posible cuidando al amor de su vida.
Fue Stanley Kramer, amigo de la pareja, el que les convenció para que volvieran al cine en un delicioso guión en el cual Kate y Spencer tendrían que interpretar a una pareja madura, que siempre se ha jactado de ser liberal y de difundir valores sociales a su hija, que se queda estupefacta cuando su hija les comunica que ha decidido casarse con un médico de cuarenta años internacionalmente respetado, eso si, teniendo en cuenta el particular y minúsculo detalle que es negro.
La pareja de actores no se pudo negar a volver a las pantallas con la que, ellos lo sabían, sería su última película juntos. Con la incorporación de Sidney Poitier, que además había sido el primer actor negro en ganar el Oscar unos años antes por “Los lirios del valle”, y la encantadora Katharine Houghton (sobrina de la Hepburn), la película tomó cuerpo y se convirtió en un gran éxito a pesar de que en un primer momento recibió críticas muy duras que protestaban por el hecho de tratar un problema social de manera tan ligera.
Pero no hay que negarlo, la mayoría de críticas se rindieron al último recital conjunto que dieron Kate y Spencer. Estas son dos críticas que se podían encontrar en los diarios de la época...
"Tracy y Hepburn están tan espléndidos, tan magníficamente compenetrados en esta película que se forma un nudo en la garganta al pensar que nunca más aparecerán juntos. Miss Houghton, la joven sobrina de Miss Hepburn, es una actriz encantadora que debuta en la pantalla con grandes perspectivas para su futuro, y Mr. Poitier es una torre negra, fuerte, articulado, civilizada, sofisticado y absolutamente persuasiva."
Leo Mishkin (New York Morning-Telegraph)
"Mr. Tracy lleva a cabo una interpretación sin tacha y que, dadas las circunstancias, resulta conmovedora. Estuvo enfermo durante todo el rodaje y murió justo diez días después de su final; su conciencia de que era la última película que rodaría en su vida convirtió su papel en un asombroso compendio del arte de actuar."
The New Yorker.
Spencer Tracy moriría diez días después tras despedirse del cine y de la vida pública con un antológico monólogo en el final de la película que defiende el amor por encima de todo y la tolerancia entre unos y otros. Las miradas de compenetración con la Hepburn y esos diálogos tan transportables a los de su propia vida en común con los que ellos dos se despedían a su manera del cine y de la vida forman parte de los anales del cine.
La película es uno de esos clásicos imperecederos que han ido alimentando a los espectadores durante cuatro décadas siendo el mayor éxito en taquilla conseguido por la Hepburn. Kate ganó su merecidísimo segundo Oscar a la mejor actriz treinta años después del anterior por "Gloria de un día". Para muchos fue más que un premio a su interpretación un reconocimiento por haber cuidado a Tracy durante todos esos años, pero la realidad fue que el éxito de esta película no pudo ser vivido plenamente por Kate. El hombre de su vida había muerto y ese recuerdo tan imborrable provocó que Kate nunca quisiera ver “Adivina quien viene a cenar esta noche”.