Querido diario:
El cursillo de verano organizado por el doctor Quintanilla, "A la autoayuda por el conocimiento", ha comenzado con el caso de Tarzán. Johnny Weissmuller murió dando sus famosos gritos de Tarzán, en 1984, en una clínica psquiátrica de Acapulco.
Después de ser el mejor nadador de estilo libre del mundo en la década de los veinte, batiendo cinco veces la plusmarca de los 100 metros libres y ganando otras tantas medallas representando a los Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, había intentado iniciar una carrera de actor, sin éxito, consiguiendo tan sólo una aparición breve para exhibir su cuerpazo, representando un modelo, casi desnudo, en un musical de la Paramount, "Glorifying the American Girl".
Estaba nadando en la piscina del hotel "La leyenda" donde se alojaba, cuando el guionista que había escrito Tarzán le vió, y se quedó tan convencido de su aspecto para el papel, que sugirió a la Metro que le contratara.
La Metro estipuló en el contrato con Weissmuller que recibiría 250 dólares a la semana por protagonizar al héroe de la jungla de Edgar Rice Burroughs. El resultado fue muy bueno y la Metro se permitía el lujo de pagarle el sueldo completo, se rodara o no, con tal de que no engordara y garantizar así que en los intervalos de unos dos años, aproximadamente-, entre película y película no se iría a otro estudio. Así se podía mantener el interés del público y asegurar que el filón no se agotara antes de lo previsto. Todo estaría a salvo de injerencias extrañas y, como siempre, bajo el estricto control de Louis B. Mayer.
Weissmuller interpretó las hazañas de Tarzán entre los decorados de Cedric Gibbons, y encarnó al personaje en doce películas.
Posteriormente, el sobrepeso y los excesos le hicieron envejecer prematuramente y le llevaron a protagonizar películas de serie B, como la saga de Jungle Jim, y series de televisión, siempre ambientadas en parajes selváticos y muy exóticos. La identificación con el personaje le había marcado para el resto de sus días. En los últimos años de su vida, convencido de que él era el genuino Tarzán, no cesaba de lanzar el grito que le hizo famoso, allá donde fuera. Llevaban años pidiéndoselo y no pudo parar.
En este mp3 puedes recordarlo además de escuchar otras muchas cosas…
WeismullerLocodecine.mp3 |