Querido sobrino:
Mauritz Stiller fue el hombre que le dio a Greta Garbo su nombre cinematográfico y que la transformó en una de las actrices de cine más grandes de la historia. En 1920, Stiller dirigió "Erotikon", la comedia sueca de mayor influencia que se haya hecho, pero hasta llegar hasta ese punto el camino había sido especialmente duro. Había quedado huérfano de niño, aprendido varios idiomas, viajado desde su puelo polaco por Europa del norte y por fin había llegado desde San Petersburgo a Helsinki.
Para ganarse la vida en Helsinki, trabajó como mensajero, como ayudante de sastre y carbonero. Vivía en un sótano donde tenía que dormir con un ojo abierto porque las ratas paseaban sobre su cuerpo. Caminaba por las calles a temperaturas muy bajas durante horas. Buscaba restaurantes donde le dieran algo de comer a cambio de lavar los platos. Ya de noche, regresaba a su habitación infestada de ratas y soñaba con una nueva vida. Sabía que no podría continuar durante mucho más tiempo así, y que podían enrolarle en cualquier momento en el ejército zarista. Tenía que marcharse a Estocolmo, donde el nuevo negocio del cine florecía. Conoció a un médico que le diagnosticó tuberculosis crónica, judío como él, y que le consiguió el dinero necesario para marcharse. Para convencer a un pequeño grupo de "financieros" judíos amigos de aquel médico, Stiller organizó una estafa creando una productora cinematográfica falsa, pero al mismo tiempo se encerró en una biblioteca y estudió todo lo que encontró sobre la nueva industria, desde óptica hasta financiación.
Con mil rublos en el bolsillo, Stiller abandonó Helsinki, pensando para justificarse que devolvería aquel dinero cuando fuera rico y famoso.
En cuanto llegó a Estocolmo, Stiller se compró los dos trajes de paño inglés más elegantes y exquisitos que pudo encontrar. Uno era gris y el otro de tweed marrón. A continuación, se registró en el mejor hotel, anotando como profesión la de director de cine alemán. Aquella misma tarde, compró unas sortijas antiguas, incrustadas con diamantes, para enjoyar sus dedos. Por la noche, acudió al café de Reinhold, frecuentado por actores de teatro y de cine. Representó muy bien el papel, invitó a todos y habló con una mezcla encantadora de alemán y sueco. En poco tiempo se convirtió en un personaje destacado y misterioso. Se le consideraba como el hombre mejor vestido; tenía docenas de trajes hechos a la medida y cuatro abrigos de piel, y siempre llevaba las manos cubiertas con sus sortijas tachonadas de diamantes. Era propietario de dos coches, uno de color naranja, y de un Opel amarillo, siempre aparcados delante del Grand Hotel, donde vivía rodeado de esplendor. Sus excentricidades eran el tema de conversación en los cafés, las tertulias privadas o los mejores restaurantes. Todos los actores y actrices conocidos buscaban su compañía, y los financieros le ofrecían dinero para nuevas aventuras cinematográficas. Todos creían que dirigía sus películas con el mismo grado de audacia y habilidad con que conducía su coche a toda velocidad por las calles de Estocolmo.
La escritora más popular de Suecia, a caballo entre el siglo XIX y el XX, fue Selma Lagerlof autora de un compendio reelaborado de leyendas populares suecas. Stiller comprendió inmediatamente el prestigio que obtendría si creaba una epopeya nacional, cuando le ofrecieron la oportunidad de llevar aquella historia al cine . Decidió utilizar actores desconocidos para que no le hicieran sombra. Su principal actriz sería Greta Gustafsson, a la que había conocido durante su examen de ingreso en la escuela de arte dramático. Stiller siempre sostuvo que el éxito de toda película estaba asegurado si la protagonista se enamoraba del director, aunque entonces no sabía que tendría en sus manos a la hija de unos campesinos suecos que podría moldear hasta que su fama, talento y personalidad propia le superasen.
Todo comenzó el día en que la citó en la suite de su hotel para darle la sorpresa de que la había elegido como protagonista. fue el primer día de la conversión de Greta Garbo.
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